El amanecer del lunes trajo a Israel una escena que el país esperaba desde hacía más de dos años: veinte rehenes israelíes fueron liberados por el grupo terrorista Hamas, tras 738 días de secuestro en Gaza.
La noticia, confirmada oficialmente por el gobierno israelí y el Comité Internacional de la Cruz Roja, desató lágrimas, aplausos y una marea de banderas en la Plaza de los Rehenes, en el corazón de Tel Aviv, donde miles de personas esperaban con fotos y velas el regreso de sus seres queridos.
“Los milagros existen”
Entre los liberados figuran nombres que se convirtieron en símbolo de la tragedia:
Ariel y David Cunio, hermanos de origen argentino secuestrados en el kibutz Nir Oz.
Eitan Horn, también argentino, capturado mientras visitaba a su hermano.
Gali y Ziv Berman, gemelos de 22 años.
Elkana Bohbot, Rom Braslavski, Nimrod Cohen, Avinatan Or y Maxim Herkin, entre otros.
“Los milagros existen”, gritó entre sollozos Liat Horn, madre de Eitan, al recibir la confirmación. “No sé cómo sobrevivieron, pero lo hicieron. Volvieron a casa”.
Un operativo humanitario bajo máxima tensión
La liberación se realizó en dos etapas, coordinadas por la Cruz Roja y mediadores internacionales.
Primero, Hamas entregó a los rehenes vivos en puntos designados dentro de Gaza. Luego fueron trasladados a la base de Re’im, en el sur de Israel, donde se realizaron las primeras verificaciones médicas.
Desde allí, helicópteros militares los llevaron a hospitales de referencia como Sheba, Ichilov y Beilinson, para recibir atención física y psicológica tras más de dos años de cautiverio.
“Algunos están desnutridos, otros con señales de maltrato, pero todos están vivos. Eso ya es un milagro”, explicó un portavoz médico israelí.
El acuerdo detrás del gesto
La liberación fue parte de un acuerdo de alto el fuego que también incluye:
La liberación de 250 prisioneros israelíes condenados por delitos graves.
La excarcelación de 1.700 palestinos, incluidos mujeres y menores, detenidos desde el 7 de octubre de 2023.
El pacto, mediado por Egipto, Qatar y Estados Unidos, cuenta con el respaldo del presidente estadounidense Donald Trump, quien llegó a Jerusalén para asistir al anuncio.
“Es el fin de una era de terror, y el inicio de una era de fe y esperanza”, declaró Trump ante el Parlamento israelí.
El acuerdo también contempla el desarme progresivo de Hamas, la instalación de fuerzas internacionales de seguridad en Gaza y la creación de un gobierno provisional supervisado por la comunidad internacional, con la promesa de reconstruir el enclave devastado.
El precio de la espera
No todos tuvieron un final feliz. Según las autoridades israelíes, al menos 26 rehenes murieron en cautiverio, y sus cuerpos serán repatriados en los próximos días.
Sus féretros, cubiertos con la bandera israelí, recibirán honores militares antes de ser trasladados al Instituto Forense Abu Kabir para su identificación.
“Esta es una victoria incompleta”, dijo el primer ministro israelí en un mensaje televisado. “Celebramos el regreso de nuestros hijos, pero no olvidamos a quienes no pudieron volver”.
Entre lágrimas y abrazos
Las primeras imágenes de los reencuentros recorrieron el mundo: niños abrazando a sus padres, madres colapsando de emoción, soldados llorando en silencio.
Una multitud encendió velas frente al Museo de Tel Aviv, donde se proyectaron los rostros de los rehenes liberados junto a un mensaje: “Nunca dejamos de esperarlos”.
Lo que sigue
Los liberados pasarán ahora por un protocolo de recuperación integral, con atención médica, apoyo psicológico y asesoramiento legal.
Mientras tanto, equipos internacionales monitorean el cumplimiento del alto el fuego, con la esperanza de que esta liberación marque el comienzo del fin de una de las crisis más dolorosas del siglo XXI.