La Fundación Pequeños Gigantes de Posadas nació de un sueño. Del sueño de Paula Schapovaloff. Ella proyectó un lugar donde madres (y padres) de niños nacidos prematuros como ella tuvieran un espacio de contención y tratamiento, tanto para los chiquitos como para sus papás. Y ese sueño se convirtió en realidad en 2019. En menos de un año, ya trabaja con 70 familias misioneras y va por más: abrir sedes en los municipios de Apóstoles, Aristóbulo del Valle y San Antonio.
El nombre de Paula es sinónimo de trabajo en el terreno, con los que menos tienen. Antes de que estuviera al frente de la Fundación ya la conocían por su Agrupación Mitaí Renovadora, con la que asiste a niños en situación de vulnerabilidad de Garuhapé, San Ignacio, Campo Viera, San Javier, Alem e Iguazú, por ejemplo.
“Cada merendero con el que trabajamos tiene entre 50 y 60 niños. Y el de Campo Viera, 150. En San Ignacio, asistimos a la aldea del cacique Germán Acosta, el más joven de la provincia. Y en Garuhapé son casi 100 chicos. Allí son tres mamás que allí hacen la leche”, detalló en una charla con ENFOQUE.
Las actividades de la Agrupación corren paralelas a las de la Fundación. El crecimiento de la cantidad de asistentes se vio interrumpido por la pandemia. Pero el ánimo no decae. “Cuando arrancaron las restricciones empezamos a trabajar con personal reducido. Pero luego, con el aislamiento obligatorio, cerramos los turnos, porque trabajamos en un rango de 45 días a 8 años e indefectiblemente hay contacto, por lo que debimos suspender las actividades”, contó Paula con preocupación, porque pacientes como Mirko o Francisco, dos a los que menciona con mucha ternura, se perderán las sesiones.
“Se hace asistencia online. Nos costó cerrar porque los chicos son pegados. Tienen terapias conductuales y será difícil retomar”, admitió.
En la Fundación trabajan una psicopedagoga, dos psicólogas, una nutricionista y la estimuladora. Además, administrativos, Paula y la vicepresidenta, Noemí Gómez.
Asistencia psicológica para los padres
“Los padres también reciben asistencia psicológica. Firmamos un convenio de responsabilidad mutua. Damos terapias garantizadas y somos el único centro de contención y seguimiento que puede dar el alta”, aclaró la presidenta.
Explicó la importancia de que los padres hagan terapia. “Hay que tener mucho tacto para hablar con los padres de los niños nacidos prematuros”, remarcó y confió que en este tiempo sólo a uno de los papás le costó iniciar las sesiones, pero que accedió al notar que no sólo le hacía bien a su hija, sino también a él y a su pareja.
“Muchos se enteran por las redes sociales. Se contactan, preguntan, pero el boca a boca es importante”, aportó Noemí.
Y siguió Paula: “Estamos trabajando con unas 70 familias. Hay días especiales para entrevista inicial. Cuando son familias del interior nos acomodamos al horario en el que puedan. Si es un niño con Trastornos del Espectro Autista (TEA) asisten dos veces por semana. Si es estimulación temprana, entre dos y tres veces. La psicopedagoga atiende a los chicos tres veces por semana”.
“Las terapias en general son de 45 minutos, pero por ejemplo, si con la psicopedagoga necesitan más tiempo, se contempla eso”, apuntó.
La presidenta de Pequeños Gigantes aclaró que “no recibimos pacientes si no llegan con la derivación del neurólogo. Y sólo hay dos en la provincia”.
Juan, el hijo de Paula, nació con 27 semanas de gestación y 900 gramos. “Tuvo anemia extrema y estuvo tres meses en Neo. Sé bien lo que pasan los padres con niños nacidos prematuros y lo que se puede llegar a gastar, por eso nuestro centro es totalmente gratuito”, confesó. Hoy Juan tiene 7 años.
“Arrancamos con 5 familias. Actualmente alquilamos, el lugar que tenemos es cómodo, pero nos está quedando chico. Se encuentra sobre Félix Aguirre, entre López Torres y Rademacher. Queremos un edificio propio en el futuro, donde podamos tener, por ejemplo, un pediatra y una enfermera de seguimiento, un neurólogo y una fonoaudióloga”, comentó.
Lo que se viene
Y tras cartón la novedad: “Cuando pase la pandemia vamos a inaugurar nuestra segunda sala, en Apóstoles. Será exclusivamente para chicos con TEA y para estimulación temprana. El lugar se encuentra en el predio de la Expo Yerba y accedimos al inmueble gracias a un convenio con la Municipalidad de Apóstoles. Ese centro incluso tendrá pileta climatizada para terapias acuáticas”.
No es todo. “Para principios del 2021, la tercera sala abrirá en Aristóbulo del Valle. En ese lugar se trabajará con equinoterapia”.
“Y finalmente en San Antonio ya tenemos seis hectáreas donadas por la reserva Fernández. La idea es hacer allí un ecologde para trabajar con los chicos”, remató Paula.
La Fundación que nació de un sueño es una realidad y no para de crecer.