La Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) aprobó el regreso “al seno” de la Confederación General del Trabajo (CGT) luego de la ruptura y las divisiones producidas a partir de 1991.
El concurrido encuentro de la CTA, al que asistió el candidato a presidente del Frente de Todos, Alberto Fernández, respaldó la fórmula peronista para el 27 de octubre próximo y manifestó que «se impone comenzar el camino de la unidad sindical».
El jefe de la CTA, Hugo Yasky, ratificó en el microestadio del Club Atlético Lanús «la necesidad de regresar al seno de la CGT para fortalecer la unidad del movimiento obrero en una única central», aunque aclaró que esa política no implica «la inmediata desaparición de la entidad» gremial.
«Luego de años de políticas neoliberales que llevaron al desastre a los trabajadores, este Congreso definió con madurez y responsabilidad política el comienzo del sinuoso camino que conducirá a un diálogo difícil pero imprescindible para lograr la unidad», dijo el dirigente docente, flanqueado, entre otros, por Roberto Baradel (Suteba), Sonia Alesso (Ctera), Roberto Pianelli (subtes), Claudio Marín (telefónicos) y Pablo Micheli.
Con la participación de más de un millar de congresales de todo el país, la CTA aprobó «el comienzo de una reunificación histórica para el movimiento sindical», y respaldó un documento que sentó las bases de ese proceso y de «un pacto social».
La historia de la CTA -fundada entre otros por el fallecido Germán Abdala y el ex jefe de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y de la central, Víctor De Gennaro- comenzó en 1991 luego de que sus principales dirigentes se fueran de la CGT por «el respaldo de sus jefes a las políticas menemistas»; el llamado «Encuentro de Burzaco» del 17 de diciembre de 1991 sería el puntapié inicial de una central que fuera la contracara de la CGT.
Un centenar de referentes gremiales de varias organizaciones se reunieron entonces en un recreo y determinaron «la vuelta a fojas cero para transformar la bronca en esperanza» a partir de tres ejes: la recuperación de la identidad como clase trabajadora, la defensa de la autonomía frente a los partidos y el Estado y una política hacia todos los desocupados.
El 14 de noviembre de 1992 sesionó el «Congreso de los Trabajadores Argentinos» (así surgió la sigla CTA) en Parque Sarmiento (CABA), y se constituyó la central que, en sus orígenes, se conformó en especial con gremios del sector público alejados de la CGT, y que determinó la afiliación directa trabajadora y la votación directa de sus dirigentes.
Desde sus inicios y hasta 2006, el secretario general fue el estatal De Gennaro, a quien sucedió el docente Yasky (Ctera) y, en 2010 y tras el enfrentamiento electoral interno producido entre dos nóminas, triunfó el también estatal Pablo Micheli (ATE).
La CTA nació en 1992 y se pronunció -como lo hizo Yasky hoy- por la construcción de «un nuevo modelo sindical y la necesidad del recambio de sus protagonistas», aunque la central obrera, luego de 30 años, nunca pudo obtener la personería gremial.
Rencillas internas y diferentes metodologías y concepciones político-gremiales determinaron luego su partición, lo que dio origen a la actual central de Yasky y a la llamada CTA Autónoma de Pablo Micheli (CTAA) que, del mismo modo, se quebró en dos y dio origen una tercera versión de la CTA, dirigida por Hugo Godoy y Ricardo Peidro.
Fuente: Ambito