Desde el tiempo de nuestros mayores, y antes también, tenía plena vigencia un valor devaluado en la actualidad casi con malicia. Les doy mi palabra que nos es casualidad lo que les digo…
En estos momentos donde la Big Data (datos masivos hablando en criollo) es el nuevo Oráculo de Delfos, donde si alguien quiere desarrollar un nuevo shampoo anticaspa o posicionar a tal o cual proyecto de político de cualquier punto del globo, necesitará ponerse en contacto con quienes se apropiaron de esos (nuestros) datos que permitan conocer qué, cómo, cuándo y por dónde quieren los consumidores, antes denominados ciudadanos, recibir esas ofertas.
Entonces a manera de laboratorio sociológico digital, pocas empresas, o mejor decir corporaciones, son quienes vienen recolectando todos nuestros datos y gracias al procesamiento de los mismos generarán la información que luego transformada en algoritmos replica la idea que George Orwell publicara en 1939 con el título de “1984”, es decir una sociedad controlada casi a control remoto.
Recientemente Gonzalo Carbajal publicó un artículo denominado “Facebook: el imperio contraataca”, donde cita al filósofo Paul Virilio quien ya en 1995 advertía que la velocidad de circulación de la información en internet tendría consecuencias en la democracia participativa: “La dictadura de la velocidad al límite chocará cada vez más con la democracia representativa” decía, y que conceptos como «ciberdemocracia» o “democracia virtual” vendrían a poner en crisis a la democracia de partidos políticos conocidos hasta entonces.
Los medios masivos de comunicación lograron en los siglos XIX y XX unificar la opinión pública, y ahora en nuestro siglo XXI aprovecharon la circulación instantánea de información a partir de internet que les permite operar como instrumentos para favorecer la manipulación masiva, en detrimento de las posibilidades de acción política tradicionales.
Se puede decir que “con dos granos de arroz te hacen una paella” y con todo el poder de fuego que les da la concentración de medios, más la inmediatez y penetración que ofrece la red de redes, indudablemente la opinión pública no es otra cosa que la “opinión publicada” por los medios hegemónicos.
¿Mi palabra no vale?
“Hubo un tiempo que fue hermoso y fuí libre de verdad” decían Charly García y Nito Mestre cantando Confesiones de Invierno allá por los inicios de los ‘70, y seguramente existió ese tiempo donde el compromiso de la palabra empeñada era garantía de certeza y veracidad.
Eso era posible porque detrás de esa palabra había alguna prueba que lo avalara.
El problema de la actualidad es que palabras hay muchas, pero ¿sobre qué base se asientan?, ¿cuáles son los hechos que le dan fe a las mismas?
Y en esta realidad nos encontramos en la contradicción de convivir con tanta información que no cuesta diferenciar entre lo verídico y la fábula.
Y en esa difícil coyuntura, sumando que el segundo semestre nunca llega, este colectivo de comunicadores trabaja para recuperar el valor de la palabra.
Sumando a la realidad que es la Revista ENFOQUE, con tres años de vida, y el portal de noticias enfoquemisiones.com, nació ENFOQUE FM en la 89.7 que desde Campo Grande ya está transmitiendo, procurando que la información sea de todos y para todos.
Contando lo que nos pasa a lo largo y ancho de la tierra colorada y reflejando el día a día de todas y todos los misioneros, nuestra radio tiene palabra.
Escribe Marcelo Telez
Artículo publicado en la edición N° 33 de Revista ENFOQUE