Jorge Ratier Berrondo es un dirigente de peso en el PRO local. Ha sido presidente del partido y hoy es el líder del bloque en la Cámara de Representantes. Defiende la gestión de Cambiemos a nivel nacional, pero no le escapa a la autocrítica a la hora de reconocer los “errores” que cometió hasta acá la administración macrista, sobre todo en materia económica. En una charla intensa con ENFOQUE, remarcó que hay que “ejercer el federalismo, no declamarlo”, al referirse a los reclamos de ayuda económica que se le hace a la Nación. Y hasta se animó a sugerir a los misioneros a que se animen a darle luz verde a Cambiemos para gobernar la provincia.
Sobre la coparticipación, eterno eje de controversia entre el Estado nacional y las provincias, sostuvo: “Es un esquena de reparto de recursos nacionales que no es justo, eso es lo que tenemos que discutir. El federalismo hay que ejercerlo, no declararlo nomás. Reclamar y hacerse cargo de lo que corresponde”.
Sobre el año electoral que se avecina y la forma de elegir el candidato del PRO para gobernador, adelantó: “Tenemos un mecanismo que ya utilizamos en la elección anterior, el consenso. Siempre está la medida de última instancia que es dirimir en una interna, pero lo primero es consensuar. Es un proceso que lo estamos haciendo en silencio. La gente no quiere pelea entre políticos”.
Y fue claro sobre quién es el elegido del PRO: “Tenemos un claro liderazgo del senador Humberto Schiavoni. Es una persona honesta con la que trabajo desde hace muchos años. Tiene sabiduría y temple. Creo que Cambiemos es una alternativa que le hace falta a Misiones. No digo que la Renovación haga mal las cosas, pero se las puede hacer mejor”.
Cerró el año legislativo, ¿qué balance realiza desde el bloque del PRO?
Siempre quedan cosas por hacer, pero el balance es bueno, sobre todo porque en un año que no es electoral se aprovecha mejor los tiempos para llegar a determinados consensos. Fue un período intenso, con debates complicados, pero siempre en el marco del respeto por las ideas que tiene cada sector. En la Legislatura, presido el bloque del PRO, donde somos cuatro legisladores. Y en el interbloque Cambiemos somos 10.
El trabajo fue cordial, arduo, sobre todo con el tema del Presupuesto, en un 2018 con muchas idas y vueltas de la economía, que hizo que se hayan tenido que modificar muchas cosas del proyecto. La iniciativa se envió cuando había un contexto y cuando lo tratamos, ya existía otro. Tuvimos más de 30 visitas de funcionarios, fuimos adecuándolo a la nueva realidad económica, pero llegamos a cumplir con el plazo.
¿Cuál es su mirada de la economía a nivel país?
Siempre es una mirada desde lo razonable, es una mirada crítica. Lo que este Gobierno nacional tiene de diferente a otros es que no niega la realidad. Asume los errores propios y las consecuencias. Y también los errores de las administraciones anteriores, porque la economía tiene un retraso en sus efectos, nada es automático. Veníamos de un proceso de recesión, de alta inflación, de aumento del gasto público. Desde 2002, cuando salimos de la convertibilidad, se empezó a dar un desfasaje de precios, sobre todo en las tarifas, y en vez de ir resolviéndolo de manera paulatina, lo que se hizo fue ocultar ese problema a través de los subsidios que en la mayor parte de los casos estaban destinados a las personas que habitan en el centro del país, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Eso era ocultar el problema de que las tarifas estaban fuera de escala, porque habíamos salido de la devaluación, había venido un proceso inflacionario (estamos hablando de casi un 1000% de inflación) en 12 años. Tampoco sabíamos bien dónde iban los subsidios. En algún momento había que poner en orden eso. Claramente no era nada simpático decirle a la gente. Pero ya habíamos llegado al límite de gasto del Estado nacional. Se eligió un camino en 2016, el gradualismo, que también tenía consecuencias, que es lo que estamos viviendo. Si bien para la gente iba a ser menos pesado, en algún momento podía complicarse, como pasó ahora, un poco por errores del mismo Gobierno y otro poco por los factores externos, como la llegada de Donald Trump a la Presidencia de los EEUU que hizo que el dólar se valuara más y en la Argentina, con sus debilidades intrínsecas, la devaluación fue mucho más grande que en otros lugares. Eso fue un combo que hizo explosión. Ahora más o menos estamos tratando de salir de esa crisis. Creo que estamos en el camino correcto. Hay variables que se han logrado dominar, como el dólar. Y el gran desafío hoy es parar con la inflación, el problema más serio que tenemos. La alta inflación frena el consumo, lo que deriva en una caída de la producción, que se traduce en menos trabajo. Es una rueda que el Gobierno nacional logró frenar. Eso sumado a una estabilidad política que devino de los consensos hizo que la situación no eclosionara como en otros momentos. Tenemos que avanzar en consolidar un sistema económico que no vuelva a generar estos ciclos, porque tenemos un dólar alto parecido al del 2002, cuando empezamos a salir de la crisis de 2001, y tenemos récord de cosecha de granos, aunque no hay tan buenos precios internacionales como en ese tiempo. Esto en unos dos años se puede generar un escenario muy propicio, pero si no se realizan los cambios estructurales, no se va a aprovechar.
No nos tiene que pasar lo de años anteriores: que crecemos y luego volvemos a caer. Cuando hacemos un recuento histórico más largo, cada vez terminamos más abajo.
Sectores de la oposición insisten con la idea de que el gobierno de Cambiemos es insensible, que pone en práctica políticas impopulares ¿Qué le sucede cuando escucha eso?
No creo que sea así. Este Gobierno ha logrado muchas reivindicaciones sociales, tal vez impensadas. Hay cosas como la tarifa social o la reparación histórica de las que la oposición no habla. Hoy del Presupuesto nacional casi el 70% está destinado a ayudas sociales. El Registro Nacional de Barrios Populares en Proceso de Integración Urbana (RENABAP) es un avance a un reclamo de años de personas que vivían en asentamientos y que no tenían respuestas. Hoy tienen un censo, un domicilio y una ley que hará que se urbanicen esos lugares. Las organizaciones sociales mismas lo manifiestan.
Generalizar nunca es bueno. Ahora, calificar de insensible a un Gobierno por algunas medidas, no es lo correcto. También hay prejuicios. Por ejemplo, el tema de la cantidad de años de existencia del PRO. Pero no es casualidad, por ejemplo, que en la Ciudad de Buenos Aires, toda la zona históricamente postergada, que es la Sur, sea donde mayor diferencia de votos saca el PRO. Hoy esa zona ha cambiado totalmente. Muchos dicen “gobernar Buenos Aires no es lo mismo que gobernar la Argentina”. Y los primeros años del PRO en la ciudad hubo quejas parecidas a las que se escuchan hoy, porque muchas de las políticas estaban en desarrollo. Los barrios porteños postergados fueron las más beneficiadas, después de años en los que ningún gobierno les había prestado atención.
Entonces la historia marca otra cosa, no la insensibilidad. Creo que es una posición electoralista, donde hay exageraciones. Los prejuicios no suman. Sí suma sentarse a ver en conjunto los problemas y qué puede hacer cada uno para resolverlos.
Se habla de que la relación entre la UCR y el PRO a nivel país no es buena y por ende se presume que en la provincia sucede lo mismo ¿Cuál es la realidad? ¿Cómo se encuentra la coalición de gobierno?
Con la UCR estamos trabajando juntos desde diciembre de 2015. Tenemos divergencias, diferencias, pero trabajamos bien. Pero eso es una fortaleza, no una debilidad. Yo tengo raíces peronistas y hago la comparación: dentro del PJ hay ideologías y posiciones diferentes, en algunos períodos estuvo al frente del gobierno con sectores de centro-derecha y en otros con los de centro-izquierda, pero todos embarcados siempre del mismo partido o del frente electoral.
No es lo mismo UCR que Cambiemos. Los radicales tienen su historia, sus peleas y sus reivindicaciones, que no son las mismas que las del PRO, un partido más moderno, con menos prejuicios, con más dinámica, frente a determinados temas tiene posiciones menos rígidas y deja que sus miembros tengan ese debate, es más horizontal.
Pero repito, eso es una fortaleza, porque si se maneja bien el proceso, puede durar, porque el proyecto tendrá esa otra parte y en algún momento le tocará dentro de Cambiemos a la UCR liderar el proceso y a nosotros nos tocará acompañar. Hoy claramente, desde el inicio de Cambiemos, le tocó liderar al presidente Mauricio Macri, que además es el creador y líder político de nuestro partido.
Puertas adentro está todo permitido, todo en el debate, pero tenemos en claro que para afuera debemos salir fortalecidos, con una posición clara y explicándole a la gente lo que queremos. En esa construcción estamos en Misiones y vamos avanzando bien. Siempre hay conflictos, pero son normales de cualquier grupo humano.
¿De qué manera se está preparando Cambiemos para las elecciones del año próximo, sobre todo para las provinciales que serían entre mayo y junio?
Venimos trabajando hace mucho, de manera silenciosa, preparando las estructuras en los municipios, algo que no es fácil. Sobre todo en los municipios chicos, donde todos se conocen y los intendentes son muy fuertes, vienen de muchos años, y no es fácil encontrar dirigencia política que quiera ser opositora, que quiera asumir ese riesgo.
La oportunidad de que las elecciones sean desdobladas permite ahondar en los problemas locales. Veo que reclamamos como misioneros con mucha fuerza el federalismo, pero nos cuesta hacernos cargo lo que eso significa. Cuando pasa algo, decimos, por ejemplo, “qué hizo el Gobierno nacional por la salud de los misioneros”. Y qué tiene que hacer, si es responsabilidad de los misioneros. La educación, la salud, la seguridad, es responsabilidad de los misioneros. Después, ¿está mal la coparticipación? Sí, pero no es culpa de este Gobierno. Es más, esta administración ha mejorado los índices de coparticipación. Veo una doble vara, queremos federalismo y no lo que conlleva.
Artículo publicado en la edición N° 41 de Revista ENFOQUE