Escribe Alberto Castillo (Licenciado en Psicología)
Tomar una decisión sobre el futuro no es tema sencillo. Menos aún en la adolescencia.
El proyecto vital es la dirección que una persona marca para su propia existencia, a partir del conjunto de valores que ha integrado y jerarquizado vivencialmente. Inclusive en medio de una crisis tan intensa el adolescente puede realizar tareas importantes como definirse ideológica, religiosa y éticamente, definir su identidad sexual y su identidad ocupacional.
Pero la dificultad en la tarea de elegir su futuro radica en que el adolescente en medio de tanta crisis, se ve afectado y contaminado por la mirada de un afuera que presiona, sanciona y determina que es lo más importante.
La tarea primordial en la conformación de la identidad vocacional ocupacional; lograr una toma de conciencia respecto a su futuro, pensado y analizando con libertad; buscando toda actividad que genere bienestar y satisfacción.
Las tareas de elección, decisión, reflexión, afectan al adolescente por tanta movilidad interna y por su relación con los demás. La dificultad mayor para trazar un proyecto de vida reside en tomar una decisión; y tener que elegir una dirección excluyendo otras.
Cada persona debe elegir su futuro atendiendo sus necesidades y deseos. Es por eso que una orientación permite al joven reflexionar sobre su futuro, discerniendo sus gustos e intereses, con las capacidades y posibilidades que tiene. De este modo logran tomar una decisión realista con criterio de realidad.
También, atender a las familias es un factor importante, debido a que existen familias que incentivan y presionan a sus hijos a estudiar alguna carrera en particular. Por tradición familiar, debe hacer lo que su abuelo hizo, y lo que su padre es, no permitiendo explorar un nuevo horizonte. En ocasiones estos chicos eligen una carrera para satisfacer el deseo sus padres no disfrutando del maravilloso momento que se vive en la Universidad, puesto que no es su deseo.
La adolescencia es una etapa de grandes decisiones, de búsqueda de modelos válidos para construir un proyecto de vida. Por ello, es importante guiar a la persona en esta etapa hacia un plan de vida que se traza a fin de conseguir sus objetivos, y que le permita desenvolverse mejor en su futuro.
Para el adolescente definir el futuro no es solo definir qué hacer, sino fundamentalmente definir quien ser y, al mismo tiempo definir quien no ser. Por ello, es primordial entender que el adolescente es, en palabras de Bohovlasky, una persona en crisis en la medida en que está desestructurando y reestructurando tanto su mundo interno como las relaciones con el exterior. Del resultado de la tolerancia de la crisis surgirán formas de relación con su mundo interno y externo.
La tarea más importante de la familia y el orientador es ser un buen continente de la crisis adolescente y no actuar la urgencia que el consultante tenga por superarla y que ha depositado en el experto o en su misma familia. Acompañando en la búsqueda de su futuro profesional laboral, podemos ayudar al joven a encontrarse consigo mismo.