“En la ludopatía es importante tener un concepto claro y sencillo para poder describir lo que es, y no es, este comportamiento problemático”, aclaró María Belén Díaz Beltrán, una de las cuatro psicólogas que trabaja en el Programa de Ludopatía dependiente del Instituto Provincial de Lotería y Casinos (IPLyC).
La joven psicóloga explicó además en declaraciones a ENFOQUE, que desde el programa se continúa trabajando con las actividades de prevención, que consiste en charlas en escuelas primarias y secundarias, y charlas con los padres. Ahora han sumado capacitación para profesionales.
“Tenemos una herramienta que es la antesala, la autoexclusión, que es cuando una persona solicita no ingresar a los casinos y que tiene un periodo de dos años. Actualmente tiene un registro de 198 personas -aproximadamente- que se autoexcluyen y la mayoría una vez que concluye ese tiempo solicita renovarla”, contó Díaz Beltrán.
“La ludopatía es una enfermedad, una adicción comportamental, que afecta no solo a la gente que juega si no también a su familia. Las personas tienen un impulso que no pueden controlar y muchas veces no tienen conciencia de la gravedad de la situación. La persona que se da cuenta que tiene una adicción a los juegos, es porque ya perdió la familia, tiene deudas por todos lados, o porque llegó a la situación límite y está desesperada. Recién ahí se da cuenta y acude a nosotras”, explicó la profesional.
Díaz Beltrán aclaró que no existe un perfil etario ni de edad ni de clase social, para identificar a un ludópata: “La ludopatía afecta a todos, sin discriminación”, remarcó.
“Son más hombres que mujeres los afectados, y por lo general se acompañan de otras adicciones. Tiene adicciones al alcohol, al cigarrillo. Es escaso ver a una persona ludópata que no sea adicta a otra cosa. Nuestro trabajo es demostrarle que el juego no es la salida, que es justamente el objetivo del programa en contención a los jugadores con asistencia psicológica y psiquiátrica”, señaló.
Por otra parte, destacó que es primordial tener una ayuda paralela a la autoexclusión, “por ello se trabaja de manera interdisciplinario, para resolver esta conducta”, y agregó que “lo más importante es contar con el apoyo de la familia donde se enfatiza en las charlas de cómo tratarlas, de buscar actividades que les gusta, que les haga bien y practicarlas donde el juego pase a un segundo plano”. Aunque también reconoció que en ese proceso hay que tener en cuenta que existen las recaídas. “Es una enfermedad que tiene un camino muy largo para salir adelante, que no es de la noche a la mañana”, remarcó.
Para concluir, María Belén Díaz Beltrán explicó que el mensaje que se intenta dejar es que el juego no es un estilo de vida y que no es una forma de ganar dinero fácil tampoco, sino más bien una actividad de ocio, “donde lo principal es entender que el casino y los juegos de azar son juegos de suerte. La persona no siempre va a ganar”, cerró.