Organizada por la Mesa de Gestión de la Cuenca Ovino-Caprina de la Zona Sur de Misiones, se realizó el viernes en la localidad de Profundidad una jornada de capacitación sobre reproducción de rumiantes menores. Dieron pautas generales sobre cómo se debe realizar la estacionalidad y detallaron modelos de producción y de estacionamiento de servicios.
El escenario fue chacra Tacuaruzú Rincón, de Marcelo Carballo, con el paisaje de las sierras de fondo y con un sol radiante iluminando todo el predio.
“Queremos apoyar a los productores, sobre todo a aquellos que quiere aumentar su producción en calidad y cantidad y tener continuidad y crecer como región”, dijo en la apertura la intendenta local, Silvia Estigarribia.
Hubo productores llegados desde toda la Cuenca Sur y también hasta de las afueras de Eldorado. Capacitó en la ocasión el técnico del INTA Las Breñas, Chaco, veterinario Aldo Smeriglio, quien desarrolla proyectos con cabras.
El manejo entre ovinos y caprinos, remarcó el capacitador, tiene muchas similitudes. Y precisamente exploró en esas semejanzas, sobre todo para apuntar tips acerca de la selección de los animales que van a ser parte de la reproducción. “Ustedes tienen que decidir quiénes serán los padres. La idea es ir seleccionando a los mejores”, aconsejó.
Recordó que, en el caso de las cabras, “cuando alcanzan el 60% de su peso adulto, están lista para sumarla al servicio (reproductivo), porque si se utiliza una cabrita muy joven que no está preparada, puede quedar arruinada su vida reproductiva futura y la cría que tenga es probable que esté muy por debajo del peso esperado”.
Los productores de la zona Sur tienen un promedio de entre 35 y 45 cabezas. En la actualidad más de 18 instituciones y grupos de productores constituyen el espacio de gestión y planificación de la Cuenca. Se gestionan subsidios y créditos, se capacita y se hace el seguimiento a más de 150 productores, fomentando y presentando proyectos de inversión, con criterios de equidad y coherencia en la distribución de los recursos. Además se promueven actividades de agregado de valor surgidas del proceso (carne, lanas, cueros, gastronomía y eventos).
Smeriglio explicó que el llamado servicio reproductivo continuo “es el más común, pero el más ineficiente, porque uno no determina cuándo van a nacer las crías. El gerente de la empresa en este caso es el chivo o carnero, que determina cuándo va a darse la reproducción. Si van a utilizarlo, aconsejo no tener un solo macho reproductor”.
El técnico detalló a continuación las bondades del servicio estacionado, que le permite al productor determinar en qué momentos del año sacar crías. Y esto lo puede sincronizar con los tiempos de mayor demanda comercial.
De manera teórica y luego con una exhibición con ejemplares de los dueños de la chacra anfitriona, se instruyó acerca de las condiciones físicas que tienen que tener tanto machos como hembras y de los cuidados que tienen que implementar para el tiempo de reproducción (boqueo o examen dentario, revisión de la zona genital y de la contextura general del animal).
En este punto se sumó a la exposición el director general de Producción Animal, Especies Tradicionales y no Tradicionales del Ministerio del Agro y Producción de Misiones, veterinario Ricardo Spachuk.
La capacitación fue muy interactiva, porque los productores, que en su mayoría dedicados al servicio continuo, compartieron sus experiencias e hicieron muchas consultas.
Se intensificó la mirada comercial
El veterinario Cristian Miño, del IFAI para las localidades de Profundidad y Cerro Corá, explicó que su zona de acción “siempre se caracterizó por tener ovejas para el consumo. Los últimos años los productores tuvieron una mirada más comercial y empezaron a intensificar más la producción y así hacer llegar su producto a los comercios de Posadas, por ejemplo”.
“En cuanto a la mejora genética, hubo avances. Hay un flujo importante de animales. La idea es ir mejorando su majada. Los productores se van informando, capacitando, y van viendo las opciones para reproducir distintas razas y cuáles se adaptan mejor a su tipo de emprendimiento”, sostuvo.
Precisó que “generalmente no tienen una raza en pureza. Hay algunos que se estabilizaron con una en particular, pero la mayoría tiene cruzas. Se trabaja con Hampshire, Corriedale, Texel, Dorper y Santa Inés. El productor va variando las cruzas que utiliza. En caprino trabajaban con la raza Boer, que es más carnicera que otras. Como apuntan a carne, van por ese lado”.
Unión estratégica
La intendenta Estigarribia recordó que los municipios que conforman la Cuenca, San José, Fachinal, Profundidad, Cerro Corá, Candelaria y Garupá, “nos unimos estratégicamente. Desconocíamos en su momento la demanda y los medios de comercialización de la producción. Pensamos primero en puestos de venta, ferias, es decir lugares donde los productores pudieran exhibir y vender lo suyo”.
“Profundidad es prácticamente todo rural. La superficie total es de 13.750 hectáreas. Hay sólo 25 manzanas de casco urbano. Por eso, la idea es desarrollar la parte productiva y lograr la industrialización de la carne ovina y caprina, no continuar con las ventas en tranquera. De ahí que se viene trabajando en la mejora genética, en visibilizar a los productores que quieran crecer y ven las oportunidades de negocios, sin descuidar a aquellos que quieran incorporarse”, comentó.
“La Cuenca articula a los productores con las distintas instituciones que la integran: municipios, Provincia y organismos nacionales. Esto para que quien produzca reciba las herramientas disponibles para mejorar su trabajo”, destacó.
Dijo que “en Profundidad toda la vida se criaron ovejas, pero nunca lo explotaron del todo comercialmente. Queremos demostrar que eso es posible, que se pueda hacer un manejo más eficaz y eficiente que se traduzca en el kilaje de carne. Se busca el triple propósito: autoconsumo, lana y venta de carne”.
De su lado, el productor Miguel Sosa, de Cerro Corá, señaló que “la capacitación fue muy buena, sobre todo para los que recién se inician, que tienen que buscar información”.
“Fue muy interesante lo que se detalló con el manejo de las cabras, que es una actividad muy fuerte en mi localidad. Esto enriquece al productor, que se siente apoyado, porque los funcionarios de gobierno están con nosotros. Se ve lo que hacemos, porque se hacen los talleres en las chacras”.
“La Cuenca es fundamental porque está uniendo instituciones en un mismo fin. Tenemos un cuerpo de funcionarios que está teniendo continuidad. Los que se suman tienen una línea de trabajo. Lo público y lo privado se une para aumentar la majada, tener la mayor producción”.
Conocimiento de valor
El ingeniero agrónomo Javier Buscaglia es el representante del INTA en la Cuenca. “La idea es dejarle al productor conocimiento de valor. Y que agregue valor a su gestión interna, en territorio. Tiene que ver con lo productivo y comercial, pero también con lo organizativo. Tiene que ver con conocimiento técnico, pero también con la capacidad de juntarse con el vecino para gestionar cosas que le hace falta y que sólo no va a conseguir”, sintetizó.
Aclaró que “una sola institución no tiene la capacidad para dar todas las respuestas. Puede tener las intenciones, pero se queda solo en eso. Articulamos logística, recursos humanos, recurso técnico y la gestión. La división del trabajo juega un rol fundamental”.
“La Comisión de Gestión de la Cuenca tiene la responsabilidad de mantener las actividades vivas, la organización viva y las estrategias coherentes. Acá hicimos algo que venimos repitiendo hace tres años. Hay que mantenerse coherente con una línea: nada fuera de lo que genere rentabilidad en la chacra, nada fuera de lo que las normas piden, ya sean formalidades fiscales o bromatológicas, ni nada fuera de lo que implique cuidado del medio ambiente. Si se descuida uno de los aspectos, toda la actividad se resiente”, opinó.
“Si presionamos sobre el monte con la cabra, en cinco o seis años nos quedamos sin monte. Lo que conlleva también el riesgo de quedarnos sin cabras si no hacemos algo. Entonces hay que mejorar la productividad de las cabras en el lugar donde nos toca trabajar, sin presionar sobre el medio ambiente”, expresó.
“Presentamos una tecnología y la validamos. Pero si no se puede aplicar, no tiene utilidad. Hay que darle garantías al productor de que lo que hace en su chacra es rentable”, aseguró Buscaglia.
Para el ingeniero, “productor chico no quiere decir productor no profesionalizado. La profesionalización le da viabilidad al sistema productivo y al negocio. Si no es buen negocio para el productor tampoco lo es para la sociedad”.
Palabra de productores
Uno de los productores más jóvenes de Cerro Corá es Andrés Díaz Beltrán. Él también estuvo presente en la jornada. “Hace dos años empezamos con la cría de chivos. Anteriormente habíamos criamos ovejas Hampshire y ahora retomamos con las Santa Inés. Habíamos dejado por el ataque de perros que nos producían pérdidas”, detalló.
Explicó que “las ovejas Santa Inés se reproducen rápido y no tienen lana. Nos ahorramos la esquila. Por ahora sólo vendemos tranquera, porque no tenemos aún una majada grande. Empezamos a sacar los primeros corderos.
“Con la Cuenca lo que tenemos es gestión en conjunto, además el intercambio con los demás nos aporta ideas y visiones distintas. Podemos mejorar viendo algo que está haciendo tu vecino. Hay muchos beneficios”, resumió.
Las mujeres tienen un rol preponderante en la Cuenca. Una de ellas es Yolanda Tachile, productora de Cerro Corá. “Siempre me dediqué a la actividad. Mis hijos estudiaron en escuelas agrarias de la zona y vendo mis productos en casa. Por suerte tengo muchísimos clientes y ahora mismo no doy abasto”, contó.
Ella cría ovejas, cabras, vacas y también es apicultora. “Con la Cuenca uno va conociendo la experiencia de otros y está la posibilidad de conseguir ayuda, apoyo. Es más fácil en conjunto”, remató.
El cierre de la jornada se dio con un almuerzo en el que se degustó un cordero a la estaca, cuyo responsable fue un especialista, el chef Santos Leguiza.