Lo ha sido todo en la política argentina, pero quiere volver, y por eso es candidata a senadora en las elecciones del 22 de octubre. Le está costando más de lo esperado, y las últimas encuestas apuntan que podría perder por poco esa batalla en la provincia de Buenos Aires, su feudo, el más importante del país. Pero Cristina Fernández de Kirchner (La Plata, 1953) va a intentar arañar votos hasta el último momento para convertirse en la indiscutible líder de la oposición a Mauricio Macri.
En esa búsqueda de ampliar espacios, el medio El País la visitó en su despacho el martes por la tarde. La expresidenta, como siempre, es reacia a cualquier autocrítica. Está convencida de que el modelo de Macri es insostenible y estallará tarde o temprano. Si el peronismo no encuentra una alternativa, y no parece surgir, ella liderará esa batalla contra Macri en 2019.
Pregunta. ¿Por qué ha vuelto a la política?
Respuesta. La candidatura no fue una decisión personal. Fue colectiva. Entendíamos que había una representación política vacante y había que ponerle un freno al Gobierno y al ajuste. Hubiera preferido no tener que presentarme a senadora y que otro dirigente hubiera podido reunir esa representación. En política nunca hice lo que quería, siempre hice lo que debía.
P. ¿Por qué es tan difícil buscar un sucesor?
R. Los dirigentes políticos no tienen sucesores. No se pueden transferir los votos. Uno de los problemas por los cuales soy candidata a senadora es porque soy la dirigente que reúne más votos en la provincia de Buenos Aires. No hay sucesores. Eso es un concepto monárquico. La sociedad ha visto que soy la que puede hacer la oposición más firme al Gobierno de Macri. No es arrogancia, es leer el resultado electoral.
P. ¿Cómo está Argentina?
R. Creo que no está bien. Estamos con un nivel de endeudamiento vertiginoso. Si hubo algo importante durante nuestra gestión fue haber sacado al país del default y haber llevado a Argentina a un nivel de desendeudamiento inédito desde 1976, del 13%. Hoy en Argentina tenemos un endeudamiento feroz. En el conurbano bonaerense han vuelto a tener dos dígitos de desempleo, el poder adquisitivo de los salarios, de las jubilaciones, se ha derrumbado, la inflación ha crecido exponencialmente y el déficit fiscal también.
P. ¿Hicieron algo mal en su Gobierno?
R. He hecho mi autocrítica de tonos. Creo que por la forma de decir las cosas alguien puede haberse sentido ofendido o agredido. Pero también me gustaría que hicieran autocrítica los del Gobierno de (Fernando) De la Rúa, que terminó en la implosión del 2001, con la Plaza de Mayo con 30 muertos, como (Federico) Sturzenegger (gobernador del Banco Central), o los que formaron parte de las políticas de los 90.
P. ¿Tan difícil es hacer autocrítica? ¿Hubo agotamiento del modelo económico?
R. No, agotamiento del modelo económico no. No teníamos gente desesperada porque no le alcanzaba la plata para llegar a fin de mes o porque no podía comer, no había miles de personas viviendo en la calle, pensando que le van a cortar la luz o el gas o que no tenían plata para pagar los remedios. No vivíamos en el paraíso, pero las condiciones eran mucho mejores. ¿Por qué la gente no nos votó? Porque siempre quiere algo más, y está bien.
P. Dejaron el país con un 30% de pobreza después de 13 años. ¿Qué falló?
R. Me permito poner en duda esto. Con un 5,9% de desocupación, con jubilaciones, salarios y Asignación Universal por Hijo subiendo por encima del nivel de inflación ¿vos crees que cuando nos fuimos del Gobierno uno de cada tres argentinos era pobre? Entonces hoy, de cada tres argentinos 2,5 son pobres.
R. Es una hipótesis que el Gobierno y los medios afines se encargan de instalar. En la Argentina hoy cualquiera puede estar preso, pero si es por las causas que hay sin lugar a dudas no. Las pruebas son ridículas. Es un disparate tachar a un Gobierno de una asociación ilícita. Siguen investigando por cosas que ya fuimos sobreseídos.
P. Sus secretarios de Obras Públicas y de Transporte están en la cárcel. Uno de ellos fue descubierto mientras lanzaba nueve millones de dólares a un convento. ¿Asume que hubo mucha corrupción en su Gobierno?
R. No, creo que hubo hechos de corrupción y funcionarios que cometieron hechos de corrupción. Es innegable. Y deben responder. Pero tachar a todo un Gobierno de corrupción por unos funcionarios, no. No creo que haya ningún Gobierno en el mundo exento de funcionarios que cometan corrupción. Pero ahora tenemos un Gobierno que utiliza el Estado para favorecer los negocios de su familia. Tenemos Panamá Papers. Provocó la caída del primer ministro de Islandia, del ministro Soria en España. Acá no pasó nada. Hubo hechos de corrupción pero yo no blanqueé plata negra, el que lo hizo es el hermano del presidente. Y su amigo del alma [Nicolás] Caputo, también blanqueó 35 millones. Contratista del Estado. Este Gobierno ha tomado el Estado como plataforma para ayudar a sus empresas familiares.
P. ¿Por qué su hija tenía cinco millones de dólares en efectivo en una caja de un banco?
R. Nosotros teníamos en 2012 3,5 millones de dólares en depósitos en plazo fijos. Los teníamos de antes, no es que llegamos al Gobierno y de repente nos apareció dinero. En el diario La Nación explicaron que la familia tenía fortuna personal porque teníamos un estudio jurídico que habíamos trabajado mucho y muy bien. Que antes de que Néstor fuera intendente teníamos más de 23 propiedades. La plata que mi hija tenía era producto de la sucesión de su padre. Cambiamos ese dinero y lo pusimos en plazo fijo. Y cuando salí del Gobierno sacamos ese dinero y compramos divisas. Todo esto se hizo dentro del sistema bancario, con certificados de compra, todo legalizado. Lo compramos en dólares y lo depositamos en una caja, pero no en el extranjero. Yo quería dejarles mi parte a mis hijos. Está totalmente explicado. No es que me descubrieron una cuenta en Las Bahamas.
P. ¿Qué pasó para que ganara Macri? ¿Le sorprendió?
R. No, porque hizo un enorme compendio de promesas de campaña. Dijeron que no iba a haber devaluación, ni tarifazos. Además tenía como fuerza de tareas a todo el tema mediático. Es natural. Si Macri tuviera una semana mediática o dos como las que yo tuve durante mis ocho años de gestión no sé cómo estaría.
P. ¿Todo es manipulación? ¿La gente no tiene voluntad?
R. ¿Y cómo aceptó la gente que hubiera 30.000 desaparecidos en la Argentina? ¡Qué barbaridad! ¿Cómo pudo aceptar que tiraran gente de los aviones? ¿La gente sabía eso? No. Porque había un blindaje mediático. No se puede ignorar el peso mediático en las sociedades.
P. No comparará la prensa de la dictadura con la democrática.
R. No, pero ojo, los diarios son los mismos. Y los dueños. No estoy comparando con la dictadura. No estoy diciendo que sea lo mismo. Pero cuando hay montaje la sociedad puede tener una determinada orientación. Se dice por ejemplo que está mejorando la situación económica y cada vez hay más gente despedida, se siguen cerrando comercios, sigue cayendo el consumo. Estamos generando una bola de nieve, una Argentina que va a tener dificultades.
P. ¿Los 70 siguen Marcando argentina?
R. Es una discusión que algún día se saldará. Sí es verdad que Argentina se colocó a la vanguardia en política de derechos humanos en todo el mundo.
P. ¿Por qué nunca presentaron como abogados un habeas corpus de algún desaparecido?
R. Porque vivíamos en Santa Cruz y allí no había desaparecidos.
P. Con el Papa tenían muchas diferencias cuando era obispo. Ahora se han acercado. ¿Les une el rechazo a Macri?
R. No, pobre Francisco. Lo que pasa es que es otra persona. Yo antes lo veía con gesto adusto, serio, ahora está feliz, pleno. Hemos tenido excelentes charlas. Nunca fue mi enemigo, ni mi amigo. Es el Papa. Nos une una visión de lo que está pasando en el mundo. Condena al neoliberalismo y al capitalismo como sistemas que descartan gente. Él marca una línea diferente del Vaticano. Nunca hablamos de Macri. Hablamos del mundo. Lo quieren traer al barro de la Argentina, el Papa no se merece eso. El Papa no es miserable ni mediocre.
P. ¿Quién mató al fiscal Alberto Nisman?
R. Pregúnteselo a la Gendarmería. Qué curioso. No pueden decirnos donde está Maldonado después de 50 días tras un operativo donde participó pero parece ser que ahora han descubierto quién mató a Nisman hace tres años.
P. ¿Políticamente hay una Cristina antes y después de la muerte de Néstor?
R. Es una pregunta difícil. Mi vida cambió, obviamente. Yo le debía a él también estar entera y aparecer entera. Lo he tratado de hacer lo mejor posible, por él, por mis hijos, por la responsabilidad que me dio la sociedad. Cuando el 9 de diciembre (de 2015) vi una plaza llena de gente común que venía a despedirnos, sentía que había cumplido. Él siempre me decía que yo era más fuerte que él. La vida nos dio cosas y nos quitó otras. Yo jamás hubiera pensado que iba a presidir el país.
P. Qué fue lo peor de su Gobierno?
R. No haber podido resolver cuestiones estructurales de la economía en la reindustrialización del país. Que fue la clave del Gobierno de Perón. Es un dilema fuerte. No le encontramos la vuelta al estrangulamiento que se produce cuando estás industrializando el país y los trabajadores ahorran en dólares, que es un problema de la Argentina. No lo supimos resolver.
P. ¿Teme quedar en la historia como una ocasión perdida?
R. No. Se habla mucho de la grieta, no la provocó el kirchnerismo, viene de hace 200 años. El padre de Leandro N. Alem fue fusilado en la Plaza de Mayo y colgado durante cuatro horas, su hijo lo vio. Esta es la Argentina.
P. ¿Usted es la persona adecuada para cerrar la grieta?
R. Me parece que puedo contribuir, y si tengo que hacerlo lo haré. Esto implicaría la necesidad de un diálogo sobre los modelos de país.
P. En Argentina hay mucha división sobre usted. Unos la aman, otros la odian, ¿ahora está buscando una vía intermedia?
R. No puedo manejarlo. También hay mucha división con el presidente. Ambos representamos dos modelos de país. Esto es lo que hay que discutir. Que no se estigmatice al peronismo, a los sindicatos. En algún momento esto va a hacer agua. ¿Entonces qué? ¿Prepararnos para otro 2001? Vivimos demasiadas crisis. Nosotros dejamos un país en marcha. Creyeron que como llegaban ellos, que era empresarios, rubios y con ojos celestes, los inversores iban a venir todos corriendo. Pero 2016 fue horrible en materia de inversión. Fue una pena. Pusieron en marcha un modelo que no tiene futuro, no es sustentable vivir endeudándose, destruyendo el consumo. Están preparando un gran ajuste para después de las elecciones. Es una pena, me gustaría poder conciliar esas dos argentinas.
Fuente: El País (España)