Preferida por los inversores más conservadores y menos informados, la opción del plazo fijo dejó más pérdidas que ganancias durante los últimos años. Para contrarrestar su atractiva simpleza, el especialista en finanzas personales Mariano Otálora -conductor de «¿Qué hacemos con los pesos?», al aire todos los viernes a las 22:00 por Canal 26- presentó un informe en el que explicó, mediante un caso ejemplo, por qué hay que abandonar esta herramienta de inversión.
«Una persona que invirtió $ 100 mil en 2013 a la taza que tenía el plazo fijo en ese momento (15,14%), cuando terminó el año se encontró con un capital de $ 115.140», introdujo Otálora, para luego continuar diciendo: «Bueno, si esa persona volvió a invertir ese capital en un plazo fijo a la tasa del 2014 (21,93%), y lo mismo hizo en los años 2015, 2016 y 2017, convirtió sus $ 100 mil de 2013 en $ 227.085».
Sin embargo, pese a su primera conclusión positiva, el conductor alerto que «la trampa tiene que ver con la tasa de interés y, obviamente, la inflación». «En el año 2013, a los $ 115 mil, si los hubiésemos ajustado por inflación –que fue del 25,18%–, el capital debería haber sido de $ 125 mil, y sólo para empatarle a la inflación», explicó. Luego, insistió: «Si continuamos con la comparación, en 2014 los números son de $ 140 mil contra $ 171 mil –ese año la inflación fue casi del 37%–. En 2015, lo mismo: $ 168 mi contra $ 219 mil. Así, al fin y al cabo, esos $ 100 mil de 2013 ajustados por inflación al 2017 deberían haberse convertido en $ 327.076».
Tras ese racconto, concluyó: «Si invertiste en un plazo fijo, perdiste por inflación unos $ 99 mil. ¿Por qué? Porque las tasas de interés se movieron por debajo de la inflación». Para Rodolfo Santángelo, economista invitado, «eso es por el impuesto inflacionario». «No perdiste, te lo sacó el Gobierno. El impuesto inflacionario es que al inversor que tenía pesos, vino el Gobierno y le metió la mano en el bolsillo. Entonces, ¿a quién beneficia la inflación? Al Estado, que tiene un déficit fiscal y le saca la plata a los tenedores de pesos para financiarse», arremetió.
Por su parte, el periodista y economista Pablo Wende consideró: «El secreto acá es que el Banco Central trata de inducir a las entidades, los bancos, para que suban la tasa de interés, y que remuneren mejor al ahorrista, pero la verdad es que no lo logra. Y no lo logra por qué: porque los bancos están muy líquidos y no hay tanta demanda de créditos, sobre todo por parte de las empresas». Según el panelista, «cuando haya más demanda de crédito, los bancos van a pagar más por los plazos fijos, porque van a necesitar más plata para prestar». «Es una mala noticia que la tasa haya estado tantos años tan debajo de la inflación, porque significa que el crédito estuvo para atrás», sostuvo.
Para Otálora, además de abandonar el plazo fijo, «lo más importante es asesorarse y capacitarse». «En Argentina, un país con tantas crisis, vos tenés que aprender a manejar mejor tu dinero», aconsejó. Cerca del final, el conductor enumeró una por una por qué otras opciones puede apostar el inversor argentino: «Por ejemplo, las Lebac, una inversión segura y fácil de entender; los fondos comunes de inversión, en los que podés invertir desde $ 1000 y tenés liquidez inmediata; obligaciones negociables, que son títulos públicos pero en vez de ser del Gobierno son de empresas, por ejemplo, de YPF o Los Grobo; los títulos públicos, una inversión noble y sencilla; las finanzas colaborativas; o acciones, si te animás un poco más al riesgo».
«No dejes el plazo fijo si es la única opción que vos conocés, pero es importante que empieces a interiorizarte en otras alternativas», sintetizó.
Fuente: Apertura