Si bien el patinaje artístico no es de los deportes más populares en Misiones, tampoco a nivel país, incluso aún sin lugar en los Juegos Olímpicos, hoy por hoy está en boca de todos. ¿Por qué? La respuesta nos traslada directamente hasta la ciudad de Eldorado, aquella que vio nacer a Edgar Waterbor, actual subcampeón del mundo Junior. El patinador de 17 años, que en la actualidad reside en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) en la Capital Federal, donde está becado, pasó por la tierra colorada posterior al histórico segundo puesto obtenido en el World Roller Games 2017 disputado a principios del mes de septiembre en Nanjing, China. En la oportunidad, aprovechando su paso por la tierra colorada, ENFOQUE accedió a una ida y vuelta con el crack que se sacó los patines por unos minutos.
Para conocer acerca de sus inicios en la actividad tenemos que trasladarnos al año 2006, más precisamente al club Unión Cultural y Deportiva Eldorado, donde todo comenzó. “Empecé a los siete años, veía patín en la TV y una vecina mía también practicaba. El primer año fue solo recreativo y me encantó. Al principio me costó porque lo tomaba como un juego, pero cuando arranqué la competencia ya lo tomé con más seriedad y me dedicaba a entrenar”, recordó Edgar, quien antes había incursionado en el fútbol y en el básquet por recomendación de su mamá, Zulma Venialgo.
En ese entonces el eldoradense era el único en su género en la escuela de patinaje Skating de María Laura Bravo. “Siempre fui el único varón, pero la verdad no le daba importancia porque disfrutaba mucho lo que hacía. Nunca me fue fácil, pero todos los logros que fui consiguiendo en el aprendizaje fueron a base de mucho entrenamiento”, añadió.
A los 12 años, y con varios torneos provinciales y nacionales en su espalda Waterbor ya estaba en el seleccionado nacional y deslumbraba como una de las grandes promesas en el país. Año a año su crecimiento demandó horas extras de trabajo, incluso incursionando en la gimnasia artística para sumar elasticidad y movimientos, y a su vez un espacio acorde para practicar algunos giros que se realizan a nivel internacional. Su perfomance siguió evolucionando a tal punto que su futuro pedía a gritos un salto de calidad. Por ello, el año pasado se abrazó a la posibilidad de partir hacia Buenos Aires por un pedido especial de Tamara Álvarez, entrenadora del seleccionado argentino, quien le brindó alojamiento gratuito con el fin de prepararlo en el día a día. Con tan solo 16 años comenzó otra etapa en su vida y mal no le fue, consiguiendo la medalla de oro en el Panamericano de Brasil.
Su 2017 fue soñado desde cualquier punto de vista. Primero consiguió acceder a una beca para ser el primer patinador argentino en vivir en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo. “A la mañana hago la preparación física y después ya me voy a entrenar al club Atlético Atlanta. Por el momento no estoy estudiando (anhela ser técnico de patín), por ende puedo dedicarme full time”, resaltó. Y de la mano de ese reconocimiento, acumuló medallas importantes. “Competí en la Copa Alemana en Freiburg, donde obtuve el segundo puesto y también en la Copa Fillipini, realizada en Misano (Italia), donde pude salir campeón. También, en mi vuelta al país, repetí el título sudamericano en Mar del Plata, en un torneo muy bueno para mí”, subrayó el misionero que tiene como inspiración a Daniel Arriola, subcampeón del mundo en Senior.
Con ese colchón de experiencia y confianza llegó el certamen más exigente en el continente asiático, donde participaron los mejores del mundo en su categoría. Más allá que ya había participado en el Mundial anterior en la ciudad italiana de Novara, donde culminó octavo, las expectativas se habían acrecentado en gran medida con su importante presente. Allí obtuvo excelentes puntajes tanto en el programa corto, como en el largo, maravillando a un jurado que lo posicionó en el segundo lugar del podio, en un hecho sin precedentes para un patinador de nuestra provincia. “La verdad que estoy muy satisfecho con el puesto obtenido, fue más de lo que pensaba lograr. Cuando estuve en el podio me sentí un atleta realizado, creo que es el sueño de todo patinador llegar a obtener una medalla mundial”, manifestó la promesa de la Capital del Trabajo, el cual volvió a traer al país una presea plateada después de 12 años, cuando Luis Ledesma obtuvo ese puesto también en Junior.
“Ahora mi objetivo es irme a fines de octubre a entrenar a Italia con el fin de prepararme para lo que será el 2018 (último en categoría Junior antes de pasar a Senior), un año en el que voy a tener como objetivo el Mundial de París en septiembre”, culminó Edu, quien sigue patinando por su sueño de vivir de lo que más ama: el patín.
“Nunca perdió su esencia”
En su corta y prematura trayectoria su mamá, Zulma, tomó un rol clave en diferentes decisiones, aunque siendo fundamentalmente su fiel compañera de vida. “Al Mundial lo vi por internet y me llenó de emoción. En 2003 falleció su padre, Carlos Heinz Waterbor, y fue el mismo sentimiento de emoción extrema, aunque de manera positiva está claro. Realmente lo viví intensamente y estoy muy feliz por él. Sé lo mucho que trabaja todos los días para conseguir estar siempre en el podio y lo más importante es que nunca dejó de ser ese chico humilde de su barrio, nunca perdió su esencia y eso es lo que más valoro”, lo elogió entre lá- grimas su madre.
“A Francia vamos por la de oro”
Una de los artífices de la buena actualidad de Edgar es su técnica en la Selección Argentina, Tamara Álvarez, de las mejores en el país.
Sus números lo avalan: hasta el momento sacó cuatro patinadores campeones del mundo y ocho subcampeones, entre ellos el eldoradense. “Tuve muchos podios, pero lo importante es lo que significó para él este segundo puesto. Nosotros enseñamos y ellos aprenden. Así hay buenos y malos, pero él sin dudas es de los mejores”, señaló la coach de Capital Federal.
Álvarez, también expatinadora, lo entrena todos los días en el Club Atlético Atlanta y reconoce que el misionero “hizo mucho sacrificio al despegarse de su mamá de tan chico para ir a Buenos Aires a buscar su destino y por lo visto es bueno”.
“El año que viene vamos por la de oro en Francia, estoy convencida que la lograremos”, confió.
Artículo publicado en la edición N° 31 de Revista ENFOQUE