«A diferencia de otros lugares, Iguazú a veces se beneficia cuando el contexto es adverso, porque gran parte del flujo de turistas que recibe llega del exterior, y el dólar alto favorece al segmento receptivo». La frase, de Francisco Langer, Gerente de Márketing de Casino Iguazú, sirve para explicar el presente que atraviesa uno de los destinos más demandados del mapa turístico doméstico.
Los números acompañan. Según datos oficiales de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), durante junio último transitaron por el aeropuerto internacional Mayor Carlos Krause, más de 118.000 pasajeros en vuelos domésticos, superando en un 80 por ciento la cantidad de visitantes del mismo mes de 2018, que fue de 66.000.
«Nos visitan turistas de todo el globo. Los argentinos vienen en modo de escapadas de fin de semana. Si bien se incrementó la llegada por avión ahora que las tarifas aéreas son más convenientes, muchos llegan en auto. El primer emisor es Buenos Aires, el segundo la propia provincia. El resto es turismo internacional: asiáticos, rusos, estadounidenses, franceses, españoles, brasileros, entre otros», cuenta Langer en una entrevista con AMBITO, quien considera que “Iguazú es un ícono mundial, una marca poderosa que trasciende la crisis”.
Periodista: ¿A qué se refiere?
Francisco Langer: Iguazú es un destino atípico dentro del mapa turístico local. Es una burbuja. Está más allá de los gobiernos de turno y de la coyuntura. Los vaivenes de la economía en este momento lo favorecen, porque la fortaleza del dólar trae aparejado mayor turismo receptivo. No debe haber en el país sitios tan reconocidos mundialmente y visitados como Cataratas.
P.: ¿Es destino está dolarizado?
F.L.: No. Iguazú no es Bariloche, no es Punta del Este ni es el Buenos Aires Premium. Sin embargo, hay que reconocer que los precios están un poco por encima del promedio de la provincia.
Hace unos meses, la terminal aérea de Puerto Iguazú sumó a sus operaciones la ruta El Palomar – Buenos Aires con 3 frecuencias semanales y dos más con destino a Salta, operadas por la empresa JetSmart. Las restantes 15 rutas son operadas por Aerolíneas Argentinas / Austral, Andes, LATAM, Norwegian y Flybondi.
Por otra parte, desde agosto tiene una ruta internacional a Madrid. Son dos frecuencias semanales operadas por Air Europa, por ahora con un Airbus A330 y a partir de mediados de octubre con la flota Dreamliner, un Boeing 787 con capacidad para 296 pasajeros: 274 en turista y 22 en Business. Con este vuelo, la ciudad estará conectada con 52 destinos de Europa, Asia y Medio Oriente.
P.: Primero el desembarco de las low cost, ahora un vuelo internacional. Iguazú es hoy uno de los destinos más conectados de la Argentina. ¿Qué significa esta inyección aérea?
F.L.: Significa progreso, valor agregado, inversión asociada. La oferta de vuelos es cada vez más amplia, no sólo por la cantidad de empresas que llegan sino por la posibilidad de conseguir precios competitivos. Es el complemento ideal a una oferta de servicios interesante que tiene el destino. Iguazú es un atractivo consolidado y todavía tiene mucho para ofrecer.
Octubre será un mes clave para el turismo en la ciudad cuna de las Cataratas, con la concreción de las obras de ampliación y remodelación del aeropuerto Mayor Carlos Krause. El proyecto incluye incorporar 10.300 metros cuadrados, que se anexarán a los 8000 existentes. Se encuentra en ejecución la ampliación de las áreas públicas del hall de partidas y arribos, y se remodelarán, entre otras cuestiones, el sistema de manejo de equipaje, evacuación y accesibilidad y áreas de control.
P.: ¿Cuánto aporta al destino una puerta directa a Europa?
F.L.: Muchísimo. Y próximamente se va a inaugurar una ruta a Londres. La conectividad aérea hoy es excelente. Hay que aprovechar el envión y convertirlo en desarrollo y trabajo para Iguazú.
P.: A pesar de ser un referente en mundo, todavía cuesta desestacionalizar el destino. ¿Por qué?
F.L.: Es cierto. Si bien está menos marcada la estacionalidad, hay momentos que son muy explosivos y otros en los que decae el turismo. En Semana Santa, vacaciones de invierno, escapadas cortas de tres o cuatro días hay ocupación del 100%. En el Parque Iguazú a veces se comprimen los accesos y hay cuadras para acceder a la Garganta del Diablo. Por suerte hoy la oferta hotelera está a la altura. Cuando llegué, en el año 2012, había períodos en los que familias enteras tenían que dormir adentro de sus autos porque no había lugar en los hoteles.
P.: ¿Que falta para lograr el objetivo de ser un destino 365?
F.L.: Falta concientizar. En otoño hay una baja de turismo que es histórica, y es la mejor época del año para venir. No hace frío, no hace calor, hay poca gente y las tarifas son mucho más convenientes. Por otra parte, me pregunto: ¿por qué no podemos tener acá una oferta de ocio y entretenimiento como tiene, por ejemplo, Villa Carlos Paz. Hay que apostar más al sector privado y trabajar en conjunto con la parte pública para agregarle valor al destino.
P.: ¿Por qué cree que no están dadas las condiciones para generar ese ecosistema?
F.L.: La idiosincrasia del misionero es especial. En Misiones no hay cultura de shows. La gente está acostumbrada a los eventos gratuitos. Por eso creo que nadie se anima a invertir en ese segmento. Pero se puede lograr y sería muy beneficioso para el destino. Hay que trabajar primero en un cambio de mentalidad.
Hace unos meses, Casino Iguazú celebró sus 25 años de operaciones. Situado a 300 metros de la frontera con Brasil y gerenciado por la empresa HCI SA , se invirtieron casi 200 millones de pesos en una obra que incluyó la remodelación de las salas, máquinas de última generación y la incorporación de espacios gastronómicos y de entretenimiento.
P.: ¿Cuál es el balance de la obra?
F.L.: Estamos felices. Somos un ícono del destino y estamos obligados a ofrecer un servicio superador. La obra se pensó en ese sentido. Siempre digo que la experiencia Cataratas continúa a la noche en el Casino Iguazú. Eso ofrecemos, experiencia.
P.: ¿Cómo afecta el contexto adverso al casino?
F.L.: Depende. Es casino es un mundo aparte. El contexto afecta más a la persona que viene de distancias cortas, que no tiene un respaldo económico importante, pero no afecta al segmento de alto poder adquisitivo. Es apasionante seguir las métricas. La cotización real-dólar-peso, tiene mucha influencia en el tipo de cliente que nos visita. Hay un mercado para cada moneda.
P.: ¿Cuál es la clave del negocio?
F.L.: Una de las claves es retener al cliente. En general, en cualquier segmento es más fácil retener clientes que generar nuevos. En este mercado es todavía más notoria esta regla. No todo el mundo tiene la misma apreciación del juego. Cuando hay un cliente que tiene interés, alcance e ingreso, lo cuidamos, no hay que perderlo. Hay que pensar en las opciones para que no deje de venir. Mucho más en este momento complejo. La gente llega por diferentes canales. Vienen por su cuenta, por agencia, vienen con guías. Indirectamente somos una fuente de trabajo para los operadores del sector. Somos un atractivo más en el destino.
P.: ¿El juego es nocivo?
F.L.: Hay que desmitificar ese concepto. Cualquier cosa es perjudicial si es en exceso.
P.: El casino está emplazado en el Iguazú Grand, un resort emblema en la ciudad. ¿Cuál es el diferencial de la cadena con respecto a la competencia?
F.L.: El resort es un destino en sí mismo. Estamos emplazados en medio de la selva sin estar en medio de la selva. Es un paraíso. Es uno de los pocos resorts que hay en Iguazú orientado a toda la familia, con un gran equipo de recreación para niños que está desde la mañana hasta que termina el día. Las habitaciones más chicas tienen 45 metros cuadrados, son suites grandes. Hay gastronomía de primer nivel, con una carta que todo el tiempo está cambiando. La ubicación es estratégica, estamos al lado de la aduana y del Duty Free Shop, a 15 minutos de Cataratas. Y el casino le agrega un plus importante.