El papa Francisco ya volvió a Italia, concluyendo así su 43 viaje apostólico internacional. Con sus 86 años, recorrió 7.000 kilómetros para llegar a Mongolia, siendo la primera vez que un Pontífice visita el país asiático que tiene menos de 1.500 católicos bautizados.
Fue el relanzamiento de la Iglesia de las periferias, pero también un viaje clave de 5 días en el corazón de Asia, que tiene implicaciones geopolíticas con miras a Moscú y Pekín, ya que Mongolia representa la «mística del tercer vecino» para favorecer el diálogo del Vaticano con China y Rusia en un contexto internacional complicado.
Durante las diez horas de vuelo de regreso a Fiumicino, en el A330 de ITA Airways en el que viajó el Pontífice junto a su comitiva, brindó una conferencia de prensa a los periodistas que lo acompañaron.
Fueron numerosos los temas que tocó Francisco hablando con la prensa, se podría decir en criollo que «tiró mucha carne al asador», ya que entre varios temas no escondió su admiración por el pueblo chino y las relaciones con Pekín en miras a la próxima misión de paz del Vaticano en el gigante asiático. También habló de su frágil salud que compromete futuros viajes bromeando hasta con su sucesor y se refirió a la degradación de las periferias en el mundo a la que los gobiernos deben responder con «verdadera justicia social». Aclaró además sus palabras dirigidas a los «jóvenes católicos rusos» que tanto irritó a Ucrania días pasados.
Los gobiernos deben hacer «justicia social» en los barrios
El Pontifice apeló a la «justicia social» al ser consultado por el drama de dos acontecimientos recientes de violencia y violación de grupo a chicas jóvenes menores de edad ocurridos en barrios populares y periféricos de Palermo, en Sicilia y en Nápoles que conmocionaron la opinión pública italiana.
Ante la pregunta sobre lo que pueden hacer los gobiernos para superar el sufrimiento y la degradación de los suburbios, Francisco respondió: «Tenemos que hablar con las villas y los gobiernos deben hacer justicia social, verdadera justicia social» y recordó el accionar y lo que hacen los curas en las villas de Buenos Aires. «Hay que ir a los barrios y trabajar ahí». «Todos los gobiernos del mundo deben estar abiertos a esto». «El mundo de los suburbios no es fácil», y añadió: «Un filósofo dijo una vez que la realidad se comprende mejor desde las periferias, por eso hay que conversar con las periferias».
Si no viajo yo lo hará Juan XXIVY sobre futuros viajes y la posibilidad de ir a Vietnam, donde los católicos quieren y piden su presencia, respondió bromeando que «una visita seguramente se realizará porque Vietnam es una tierra que lo merece», e ironizando respondió «si no voy yo irá Juan XXIV», pensando ya en su sucesor. Y luego de esa afirmación, refiriéndose a su estado de salud agregó: «Les digo la verdad: para mí viajar ahora no es tan fácil como al principio porque tengo limitaciones para caminar, pero veremos».
Tengo una gran admiración por el pueblo chino
El domingo –desde Mongolia- el Papa envió un mensaje al pueblo chino y pidió a los católicos que sean buenos ciudadanos, después de que las autoridades de Beijing no permitieran a obispos y fieles ir a Mongolia al encuentro presidido por el Pontífice.
Refiriéndose a cómo están actualmente las relaciones con China, el Papa afirmó que «las relaciones con China son muy respetuosas y personalmente tengo una gran admiración por el pueblo chino», añadiendo que «los canales están muy abiertos para el nombramiento de obispos y hay una comisión que trabaja desde hace tiempo con el gobierno chino y el Vaticano. Luego hay algunos sacerdotes o intelectuales católicos que a menudo son invitados a impartir cursos en universidades chinas» y recordó la «misión de paz» que lleva adelante la Santa Sede para detener la guerra en Ucrania donde viajará próximamente el cardenal Matteo Zuppi a Pekín para continuar con el camino del diálogo, aunque por ahora no se sabe bien cuándo.
«Con China creo que hay que avanzar en el aspecto religioso, para entendernos mejor y para que los ciudadanos chinos no piensen que la Iglesia no acepta su cultura y sus valores y depende de otra potencia extranjera. La comisión presidida por el cardenal Parolin va bien en este camino amistoso, está haciendo un buen trabajo. Las relaciones por parte china también están en camino. Tengo un gran respeto por el pueblo chino», enfatizó Francisco.
La cultura rusa no se debe cancelar
El Pontífice volvió a hablar de la polémica que causaron sus palabras días atrás en un encuentro por la web con jóvenes católicos rusos que no pudieron participar en la Jornada Mundial de la Juventud que se realizó en Portugal en cuanto a sus declaraciones relativa al «imperialismo» de Moscú. Durante el vuelo aclaró que sus palabras dirigidas a los jóvenes sobre la «Gran Rusia», que tanto irritaron a los ucranianos, no se referían al imperialismo ruso, sino a la cultura que, por el contrario, la cultura es diálogo, «y la cultura rusa no debe ser cancelada por problemas políticos».
Fuente: Ámbito