Si bien su comienzo en el vóley fue en Buenos Aires, su primer contacto con éste deporte se dio en su amada tierra, Misiones, más precisamente en Pueblo Illia. “En la Escuela 595 empecé a jugar al vóley en educación física y la verdad es que me gustó”, recordó Edgar Vieira (22), quien nació en Oberá y luego, por un problema de salud de su abuelo, se trasladó a Pueblo Illia en el municipio de Dos de Mayo, donde se podría decir que comenzó a gestarse la medalla de oro que hoy cuelga sobre su cuello, tras consagrarse campeón mundial Sub23 con el seleccionado argentino.
La gesta histórica se dio en agosto pasado y hoy, a días del cierre de 2017, el misionero que se desempeña como central en Obras Sanitarias de San Juan en la Liga Nacional A1 se prestó a una charla de ida y vuelta con ENFOQUE, en la cual realizó un balance de lo que fue su inolvidable año y repasó sus primeros saltos sobre la red.
“A los 12 años me fui a vivir a Buenos Aires por el trabajo de mi mamá. Allá terminé la primaria y arranqué la secundaria, donde jugué los intercolegiales de vóley con mi colegio en cancha de Vélez. Fue allí donde me vio Juan Faraldo, quien luego me entrenaría en ese club hasta el Sub21. Claro, en ese momento tenía 13 años y medía 1.89 metros, eso llamaba la atención”, comentó Edgar, haciendo referencia a cómo llegó a la entidad de Liniers, institución que lo becó para jugar en la Federación Metropolitana.
“Me enganché de a poco. Al principio no me lo tomaba muy enserio, habían veces que no me iba a los entrenamientos porque me juntaba a jugar al fútbol con mis amigos”, remarcó el deportista y añadió: “Un día mi mamá me enganchó justo, porque el entrenador la llamó por celular y le preguntó porque yo no estaba yendo a entrenar. Entonces cuando yo llego a mi casa se armó una de aquellas (risas). Mi mamá pensaba que yo andaba en la droga o esas cosas y tuve que explicarle que no era así, solo que iba a jugar al fútbol. Después de eso el DT me siguió más de cerca y me hice muy amigo con los chicos del plantel”.
El inicio del camino dorado
“Tenía 15 años cuando me citaron por primera vez a la selección. Estaba muy contento y entusiasmado. Recuerdo que todo ese año entrenamos para un Sudamericano Pre-menor. Aunque lamentablemente quedé afuera de la lista final. Me dolió un montón, pero me sirvió muchísimo, ya que desde ahí me propuse no quedar afuera nunca más. Y así fue, porque de ahí en más viajé a todos los torneos. Hice un click y dije quiero vivir de esto”, resaltó Vieira, quien posteriormente se convertiría en el primer misionero en consagrarse en un campeonato mundial de vóley.
El único oro mundial para Argentina llegó a finales del mes de agosto de éste año en Egipto, donde la “Albiceleste” dio el zarpazo al vencer por 4 a 2 a la temible selección rusa, máxima candidata a quedarse con todos los laureles. “Lo del mundial fue una locura. En 2015 habíamos jugado la final del Sub21 y habíamos perdido justamente ante Rusia. En éste torneo fuimos con la meta de llegar lo más lejos posible pero no nos imaginamos todo lo que sucedió. Es más, para todos los equipos fuimos la sorpresa del certamen”, reconoció el gigante obereño de 2.03 metros.
En cuanto a su actuación destacó que arrancó “siempre desde el banco pero todos aportamos cosas importantes para que el equipo tenga una performance superlativa”. Y agregó: “Era impresionante la diferencia física que teníamos con elencos como Irán, Brasil, Cuba o la propia Rusia que tenía tres jugadores en la Súper Liga de su país (la más competitiva del mundo). Todos nos pasaban por arriba en ese sentido, pero los superamos con mucha actitud y jugando en un nivel muy alto”.
“El título significó mucho para mí, todo el esfuerzo que hice y las cosas que dejé de lado, dieron sus frutos. Aparte también le terminamos tapando la boca a personas que nos tildaban de pechos fríos, ya que con ésta camada jugamos diez torneos, llegamos a la final en ocho ocasiones y solo conseguimos dos títulos. Lo más lindo fue llegar al país y ver a nuestros amigos y los que estuvieron con nosotros en las malas”, remarcó.
Cabe destacar que anteriormente Argentina había jugado tres finales en mundiales de base y todas terminaron en derrotas (Sub21 en Brasil 2011 con un 2-3 ante Rusia, Sub21 en México con un 2-3 nuevamente ante los rusos y Sub19 en Argentina 2015 con un 2-3 con Polonia).
“La Liga Argentina está mejorando cada vez más con muchos chicos que están teniendo minutos importantes en sus equipos y que luego trasladan esa experiencia a la selección. De nuestro plantel, los doce estamos jugando en la liga y de titulares. Hay que seguir por el mismo camino y bancar el proyecto”, subrayó el oriundo de la tierra colorada, el cual pasará a ser mayor desde el próximo año.
Obras, su nueva casa
Tras su positivo paso por Vélez, en septiembre de éste año su carrera se trasladó a Obras de San Juan, donde milita en la categoría elite. “Ahora también estoy en un club histórico en la Liga y que se armó para pelear arriba. Tenemos partidos que volamos y otros que no se juegan tan bien, pero somos todos nuevos y recién nos estamos conociendo. Nos falta tiempo para ensamblarnos porque tenemos buenos jugadores”, declaró Edgar, quien además planea estudiar en 2018 la carrera de abogacía.
“Mi objetivo es jugar en la selección mayor y estar en un Juego Olímpico. Si llego a un podio sería algo increíble. Ahí me sentiría en un momento cúspide de mi carrera. Sé que es difícil porque hay buenos jugadores en mi posición que hoy ya están en la mayor y que se agregarán desde mi categoría. Pero nada es imposible, hay que seguir entrenando duro”, enfatizó.
Escribe Maximiliano Acosta
Artículo publicado en la edición N° 33 de Revista ENFOQUE