El atentado contra Donald Trump comenzó a generar desplazamientos en la cúpula del Servicio Secreto de EE.UU, luego de que legisladores de ambos partidos políticos perdieron la paciencia con Kimberly Cheatle y pidieron que comenzaran a «rodar cabezas». A raíz de ello, se oficializó su renuncia a través de un mail dirigido a las autoridades la Casa Blanca en el que expresó: “Asumo toda la responsabilidad y a la luz de los acontecimientos recientes, he tomado con gran pesar la difícil decisión de dejar el cargo de directora”.
La ex jefa de la agencia federal enfrentaba numerosos pedidos de renuncia, así como también una serie de investigaciones centradas en presuntas fallas de seguridad que se produjeron durante el mitin republicano en Pensilvania.
El ataque a Trump fue el intento de asesinato de mayor envergadura a un presidente o aspirante presidencial desde 1981, año en el que le dispararon a Ronald Reagan y ha desencadenado un escrutinio público sobre el proceder de la custodia el último 13 de julio durante el acto de campaña.
Numerosos videos mostraron como asistentes al mitin en la ciudad de Butler en el estado de Pensilvania, habían notado movimientos extraños por parte de un sospechoso armado, que el grupo a cargo de la seguridad oficial del magnate decidió desestimar en ese momento.
En declaraciones ante la Comisión de Supervisión de la Cámara de Representantes, Kimberly Cheatle lamentó «el 13 de julio, fallamos, la solemne misión del Servicio Secreto es proteger a los líderes de nuestra nación».
Los pedidos de renuncia y las críticas contundentes a Kimberly Cheatle
El legislador republicano del estado de Ohio, Mike Turner, sentenció a Cheatle y enfatizó que «como Donald Trump está vivo, y gracias a dios lo está, usted parece una incompetente».
Por su parte, el congresista demócrata por California, Ro Khanna, manifestó que «lo que tenemos que tener en este país son agencias que trasciendan la política y tengan la confianza de independientes, demócratas, republicanos, progresistas y conservadores» y consideró que «el Servicio Secreto ya no es una de esas agencias».
En tanto que, quién también fue terminante con el liderazgo de Kimberly Cheatle al frente de la agencia de seguridad fue el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, quien calificó de «fracaso» el operativo desplegado en Pensilvania.
Fuente: Perfil








