La pobreza subió al 33,6% en el tercer trimestre. En medio de la crisis económica que pulverizó el poder adquisitivo de los salarios, el indicador se disparó 5,4 puntos contra el mismo período de 2017, por lo que 2,4 millones de personas pasaron a ser pobres en sólo un año. Los datos surgen de la medición que publicó ayer el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA y muestran que el de 2018 fue el peor dato de la serie que comienza en 2010. El deterioro de las condiciones de vida continuará al menos hasta el segundo trimestre de 2019.
Mientras la promesa de «pobreza cero» resuena en el aire, el Gobierno de Mauricio Macri consiguió en tres años un gran retroceso. El último dato de la UCA se ubicó 4,4 puntos por encima del 29,2% del tercer trimestre de 2015.
La aceleración inflacionaria que siguió a la devaluación hundió el salario real. «Eso generó una caída del consumo interno y la entrada en un ciclo estanflacionario con un fuerte ingreso de los sectores bajos a la situación de pobreza», explicó Agustín Salvia, director del observatorio. A partir de su medición, hecha con una metodología distinta de la del Indec (que recién publicará el dato del 2° semestre en marzo de 2019), puede estimarse que la cantidad de argentinos que no logran satisfacer sus necesidades básicas se elevó a 14.784.000.
Hay dos recortes particularmente preocupantes. El primero, etario, muestra que más de la mitad de los niños y adolescentes son pobres. Entre las personas de 0 a 17 años, la pobreza se disparó 7,7 puntos en un año al pasar del 44% al 51,7%. El segundo es la fuerte concentración de las carencias sociales en los partidos del GBA, donde impactó de lleno la caída del empleo industrial. Allí, la pobreza subió 7,3 puntos y llegó al 43,4%. La realidad en el conurbano contrasta con el 8,9% de la CABA y el 29,6% promedio del resto de las áreas metropolitanas del país.
El estudio del ODSA detectó también una más leve suba de la indigencia, amortiguada por los programas de asistencia social. El porcentaje de personas que no llegan a cubrir sus necesidades alimentarias básicas, pasó del 5,7% en 2017 al 6,1% actual, un punto por encima del valor de 2015.
Durante la presentación del informe, Salvia planteó: «La actual crisis fue corrosiva para la micro, pequeña y mediana empresa, así como para los sectores de la economía social, que fueron el principal mecanismo de transmisión de este deterioro». Y advirtió que «mientras se mantenga el actual escenario recesivo, sólo cabe esperar un aumento del desempleo, los trabajos de subsistencia y la precariedad laboral y, por lo tanto, de las desigualdades estructurales del mercado de trabajo, con efectos directos en la pobreza».
El analista del IET, Daniel Schteingart, marcó algunas diferencias metodológicas con la medición de la UCA, pero dijo que «el salto de cinco puntos es razonable», y que «incluso va a ser mayor en el 4° trimestre, de alrededor de 7 puntos». El empeoramiento de las condiciones de vida parece seguirá su curso durante los primeros meses del próximo año. «El peor momento va a ser el semestre móvil que agrupa al 4° trimestre de 2018 y el 1° de 2019 y después podría estabilizarse y tal vez bajar algo», estimó Schteingart. Y planteó que Macri cerrará su gestión con un nivel de pobreza mayor al que había cuando asumió.
Según un informe publicado también esta semana por el IET, la suba de la pobreza de este año es la mayor desde 2002, impulsada por una suba de los precios de la canasta básica casi 10 puntos más alta que el IPC. Así, el deterioro del poder adquisitivo fue superior en los sectores más vulnerables.
Fuente: BAE Negocios