Ha pasado mucho tiempo desde que Juan Ángel Gauto miraba pasar por el río Paraná las jangadas desde la ventana del aula de la Escuela 326 de Eldorado, donde hizo parte de la primaria. Tiempo, tempo, acumulación de experiencias y vivencias, es el concepto que precisamente lo ha empujado, motivado e inspirado, a hacer un rescate de la memoria y darle forma de libro. Esa obra tiene relación directa con los 100 años que en 2019 ha cumplido su localidad.
El libro será presentado este lunes a las 19 en el Teatro del Pueblo, con entrada libre y gratuita. Habrá una puesta en escena del prólogo, con cuatro actores en escena y música en vivo. Promete mucho, pero hay una historia detrás de la historia, que el propio autor decidió contarlo.
“Sobre las tablas habrá cuatro actores, del teatro vocacional, que en la realidad son ingenieros forestales”, indicó.
“Legado Tempo 65/100 es una profunda inquietud que afloró ahora. Surgió este año, pero pudo no haber surgido nunca. Muy pocos se detienen a pensar en lo que ocurrió hace 30 o 35 años y lo traen al momento actual y lo transforman en el gran acontecimiento de su vida en estos días. De eso se trata”, resumió.
“El de la centuria es un número que trato de develar en el libro, que es una antología de teatro. Me sorprendí ahora, después de por lo menos tres décadas, de haber escrito cinco piezas teatrales pensadas en un público de toda la familia. La centuria me ha shockeado porque es el pueblo donde nací y se notó en Eldorado, porque la gente tuvo mucho entusiasmo en las actividades que se hicieron”, admitió.
Reveló que “me fue picando ese bichito sobre fines del año pasado, preguntando por ahí a gente que me podía ayudar a buscar restos de escritos. Algo estaba en mi memoria, algo en la del colega con el que hicimos el trabajo. Había que hacer un rescate, que había que volcar. Y luego de tanto preguntar, de tanto buscar, mágicamente aparecieron testimonios de la época. Por ejemplo, una caja con archivos, que para mí ya estaban perdidos. Estaban en una casa, donde alguien los encontró y me los acercó. Había varias de las piezas puestas, escritas, algunos incluso de puño y letra, algunas mecanografiadas, otras hechas con esas primeras impresoras que existieron. Mostraba la evolución del tiempo en papeles”.
Gauto explicó que “es una antología de cinco obras teatrales, en todas intervine y tres de ellas son de autoría propia. De las dos con coautoría, una es con Luis Andrada, un gran hacedor de la cultura local, del teatro misionero, que desafortunadamente ya no está entre nosotros. Pero esta es una forma de revitalizar su memoria y decir que no está muerto. La otra con Esteban Lofeudo”.
“Como Lofeudo, que es de La Plata, mucha gente vino a Misiones en tiempos del proceso militar y se ancló en pueblos del interior, porque el clima de las ciudades grandes no era bueno, por la violencia y la represión. Y esto se notó en Eldorado con la creación de una institución muy importante que se llamó Casa de la Cultura, que fue una especie de ONG combinada con el Estado local. Allí nucleaban a esa porción intelectual, apasionada del arte y de la cultura. Se fue generando climas de trabajo y cooperación. Ahí nos conocimos, en el entorno de la Escuela de Ingeniería Forestal”, completó.
“Fue un espacio de encuentro, de ocupar el tiempo. No dejarlo trascurrir en vano”, remarcó.
Gauto reveló que “en la maduración de la idea había una trilogía de obras, que son las últimas, compuestas bajo un solo concepto, ‘Historias del lejano Nordeste’. En aquella época más lejana que hoy. Cuando empiezo a indagar más, me fueron apareciendo tres obras”.
Sobre “Notiverdad aquí, aquí”, dijo el autor: “Es sobre el trabajo de los medios de comunicación. En aquel entonces, 1980, pensábamos que la verdad se construye arteramente y que los medios moldeaban esas verdades a gusto y placer”.
“La otra historia de esa trilogía es la profunda ‘Adelanto Condicionado’, que es una parodia de lo que entre 86 y 89 comenzó a vivir la población argentina, con la hiperinflación, con su impacto en la economía nacional y en el interior del país, la actuación del FMI, muy parecida a la de hoy, que lleva al fracaso de los pueblos. Eso representamos en la pieza teatral, que tiene una vigencia increíble, con una familia de agricultores”, agregó.
Y la tercera es “El maderero”: “Allí está volcada la primera tradición forestal maderera, que tiene que ver con el aprovechamiento de los bosques naturales que tuvo la historia misionera y fue mucho más dura que la que hoy representan los bosques cultivados. Aquello era el exceso de aprovechamiento, la expoliación, de bosques en búsqueda de tierras para plantar, con todas sus consecuencias”.
Completan las cinco, “la más antigua, ‘La venganza del Pombero‘, que escribimos con Luis Andrada; y ‘Juancho y Don Quijano’, que lo hice con Lofeudo”.
La historia personal
“Mi historia personal, la de mi clan familiar, los Gauto, estuvo detrás de la motivación para esta obra del centenario. Pensé mucho en mis padres fallecidos y recuperé testimonios de hermanos y hermanas que estamos vivos. Pensé en cómo aparece el arte en las prácticas familiares y se repite ahora en la segunda y tercera generación del apellido. Y todo me llevó a Donato Gauto, mi padre, que migra de Candelaria hacia el Alto Paraná, con dos temas importantes en su currículum de vida: uno haber terminado la primaria completa, que para aquella época era un gran logro, hablamos de la década del 20; y además el de saber ejecutar el bandoneón con maestría, haciendo música de todos los gustos, como tango, vals y demás. Y eso que jamás salió de la provincia”, evocó.
“Cuando escribí estas obras no estaba en condiciones de hacer este análisis de lo escrito que ahora hago, porque luego me pasaron otras experiencias que mejorar mi visión y mi propuesta teórica sobre la vida. Una de ellas fue con lecturas y acercarme a otros campos de la ciencia, como la antropología social y la filosofía. En la primera parte del libro justamente hablo de eso, qué marco filosófico está planteado en mi historia. Y cómo fue influenciando la lectura de Borges y de Jean Paul Sartre”, sostuvo.
Sobre el tempo
“Un concepto que cultivó Luis Andrada es el de Tempo, que no es una definición científica. Luis hablaba del Tempo como tiempo, espacio y experiencia. Además de energía que se genera en la creación. Para la creación es importante la nada, que es un gran vacío, una angustia, que uno lo va llenando de sentido propio”, conceptualizó.
Precisó que “el libro incluye 25 tempos de vida. El prólogo es una secuencia didáctica de cómo uno puede analizar
su vida. Eso no viene de la nada, sino de haberlo pensado y practicado”.
Para Gauto, “el legado de la obra es para los notarios de la vida: tus hijos, los amigos, los que estuvieron en la experiencia, el público que te siguió en su momento”.
En estos 100 años de Eldorado, el escritor quiso dejar un mensaje a su coterráneos: “Ellos también son fundadores. Creo que al lado del busto de Julio Adolfo Schwelm deben estar los de todos los fundadores que tiene y tuvo la historia de la localidad”.
Gauto es un hombre de la cultura, sin dudas. Fue gestor del área cuando se desempeñó en la Municipalidad de Eldorado, tiempo en el cual trabajó mucho en el rescate de la memoria de los barrios, trabajando mucho en la identidad de los vecindarios.
Luego de haber participado activamente de la movida teatral de la localidad, y ya con el título de ingeniero forestal bajo el brazo, migró. Hace 20 años que está en la gestión pública, actualmente como Subsecretario para Desarrollo Forestal del Ministerio del Agro de Misiones. Pero el amor al arte sigue intacto.
“En este libro cuento con total generosidad lo que hacíamos antes, para las nuevas generaciones que se dedican al teatro lo tomen”, reiteró y les dejó la frase acuñada para el lanzamiento de la antología: “El teatro es pensar vidas, crear sentidos y jugar libertades”.
Este lunes, habrá además donación de libros para la Escuela 326, la 280, la Biblioteca Popular, el Museo Cooperativo, la Escuela Nacional de Comercio, la Facultad Ciencias Forestales y otras instituciones, “para hacer honor al nombre de la obra, que es dar, entregar”, cerró el autor.