Según el economista coreano, Ha-Joon Chang, no alcanza con bajar los gravámenes para atraer inversiones.
La pérdida de recursos impositivos a manos de los paraísos fiscales es uno de los desafíos mundiales para redistribuir parte del dinero de los ricos hacia los más pobres. Según el economista surcoreano de Cambridge Ha-Joon Chang, no tiene por que ser así en el futuro. “Terminar con los paraísos fiscales es lo más sencillo del mundo, no son como la Cordillera de los Andes; si existen es sólo porque los ricos y los poderosos quieren que existan”.
– ¿Cómo se terminarían?
– Muy fácil. Alcanzaría con que las mayores veinte economías del mundo declaren ilegal cualquier transacción que involucre a uno de los paraísos fiscales. Con eso desaparecerían. Es una de las cosas más fáciles de hacer si hay voluntad política.
– ¿Y qué falta para esa voluntad política?
– Por suerte hay un reconocimiento creciente de que los paraísos fiscales se han convertido en un problema grave. El escándalo de los Panama Papers y la llegada de Ecuador a la presidencia del G77 han puesto a los paraísos fiscales en la agenda. Ahora hay más presión sobre estas prácticas que hace unos años. No creo que sea ya mismo pero algo podría ocurrir en el largo plazo.
– ¿Cuánto daño hace a los fiscos la competencia entre países por atraer inversiones bajando impuestos?
– Esa es una idea un poco simple. Si alcanzara con bajar los impuestos para atraer inversiones, ¿cómo es que no está todo el mundo invirtiendo en Paraguay? El impuesto sobre los beneficios de las empresas allí es de sólo 10%. Pero muy pocos invierten en Paraguay porque aunque el gravamen sea bajo, no obtienen mucho a cambio de sus impuestos. Las empresas hacen uso de un montón de bienes públicos: rutas, puertos, aeropuertos, trabajadores educados en escuelas públicas, salud universal, policía, un sistema judicial que funciona, investigación y desarrollo de institutos públicos… Si un país ofrece cobrar menos impuestos pero los servicios públicos que ofrece a cambio también son pobres, las empresas no van a querer invertir ahí. Las corporaciones siempre tienen en cuenta qué están pagando con sus impuestos.
– ¿Qué diría a los socios de Irlanda en la UE que se quejan de los bajos impuestos que pagan allí las multinacionales?
– Irlanda se ha beneficiado en gran medida de las inversiones extranjeras pero no sólo por los bajos impuestos. En primer lugar, Irlanda tenía una población bien educada y angloparlante, algo muy importante para las empresas de fuera, especialmente las estadounidenses. En los sectores donde tenía especial interés, el gobierno irlandés trabajó junto a las multinacionales para asegurarse de que tendrían acceso a personal cualificado, infraestructura, investigación y desarrollo. Irlanda ofrecía mucho a las corporaciones, por eso invirtieron ahí. El caso de Paraguay demuestra que sin este tipo de políticas complementarias nadie se mueve por mucho que bajes los impuestos.
– ¿Trump va a redistribuir la riqueza en EE.UU?
– Sí. Los ricos, más ricos. Los pobres, más pobres. Si hace lo que dice con los aranceles y Wall Street, no va a traer los empleos de vuelta, va a generar inflación, y va a aligerar la carga impositiva para los más adinerados. Yo pensaba que la concentración de riqueza que vimos hasta la explosión de la crisis de 2008 nos habría enfurecido lo suficiente como para que nuestros políticos pusieran límite a los ricos. Pero el control que los poderosos tienen sobre los medios de comunicación y las peculiaridades del sistema electoral en EE.UU. han permitido la victoria de alguien que, con un 99%de probabilidad, va a acrecentar aún más esas diferencias.
Fuente: Clarín
