El papa Francisco recibió en el Vaticano al presidente de Estados Unidos Donald Trump, en un encuentro a solas de 27 minutos, el primero entre ambos jefes de Estado en el que resaltaron la «necesidad de paz», y tras el cual el estadounidense se comprometió «a leer» la encíclica papal «Laudato Si» sobre medioambiente.
El Vaticano en una nota oficial difundida más de dos horas después de la reunión, precisó que el Papa y el presidente de los estados Unidos «intercambiaron puntos de vista sobre algunos temas de la actualidad internacional y de la promoción de la paz en el mundo a través de la negociación política y el diálogo interreligioso, con particular referencia a la situación en Medio Oriente y a la tutela de las comunidades cristianas».
En ese marco, tras la reunión, el Pontífice le regaló a Trump el tradicional medallón del olivo que simboliza la paz, el mensaje que escribió para las jornadas mundiales de la paz de enero pasado «firmado personalmente», según explicó Francisco, y sus tres libros: las exhortaciones apostólicas Amoris Laetitia y Evangelii Gaudium, y la encíclica Laudato Si.
«Uno es sobre la familia, otro sobre la alegría del Evangelio y el tercero sobre el cuidado del medio ambiente», los describió Francisco. «Voy a leerlo», le dijo Trump.
«Con mis mejores deseos para que usted pueda ser un árbol de olivo para hacer la paz», le dijo el obispo de Roma al explicarle el medallón, en el que el olivo crece en medio de dos pedazos separados de piedra. «Tenemos necesidad de paz» (We can use peace), le respondió el mandatario.
Trump le regaló en tanto una colección de libros de Martin Luther King. «Pienso que le gustarán. Espero que sí», le dijo. Al despedirlo, Trump le prometió:»No olvidaré lo que me dijo».
«Nice to meet you», lo recibió serio y puntual el pontífice en la Sala del Tronetto, antesala de la Biblioteca donde se reunieron y en la que el Pontífice, antes de iniciar la reunión a solas a las 8.33 locales (3.33 de Argentina), se excusó por su inglés mientras los fotógrafos sacaban las primeras fotos de los dos jefes de Estado frente a frente. El único intérprete de la reunión fue el oficial de la secretaría de Estado vaticana Mark Milles.
Tras la reunión, el Vaticano confirmó las «buenas relaciones bilaterales» y destacó el «esfuerzo común a favor de la vida y de la libertad religiosa y de conciencia».
Además, durante las audiencias de Trump con el Pontífice y los jerarcas vaticanos desearon «una colaboración serena entre el Estado y la Iglesia Católica en los Estados Unidos, comprometida en el servicio a la población en los campos de la salud, la educación y la asistencia a los inmigrantes».
Trump había entrado al Vaticano acompañado por una interminable caravana de 50 autos que desfilaron por Via della Conciliazione hasta llegar a la entrada del Perugino, sobre la Via della Stazione San Pietro, elegida para no molestar a los fieles que como cada miércoles llegan a la Plaza San Pedro para la tradicional audiencia general.
El mandatario estadounidense estuvo acompañado por la primera dama Melania, su hija Ivanka junto a su esposo Jared Kushner; el asesor de seguridad nacional Herbert Raymond McMaster; y el secretario de Estado Rex W. Tillerson.
En el Patio de San Dámaso, donde como es costumbre ante cada visita se izó la bandera del país del visitante, Trump y Melania fueron recibidos por el prefecto de la casa pontificia, Georg Ganswein, antes de subir por ascensor al segundo piso, donde se encuentra la Biblioteca.
Ajustada al protocolo, la primera dama lució vestido negro y un velo de raso sobre su cabeza; luego de la reunión el Papa le preguntó: «¿Qué le das de comer, potizza?», preguntó el Papa en referencia al dulce típico esoloveno. «Sí», respondió ella sonriente y sorprendida por la pregunta, antes de pedirle al Pontífice que le bendijera un rosario.
Tras el encuentro con el Pontífice, el mandatario se reunió 50 minutos con el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal italiano Pietro Parolin y con el «canciller» de la Santa Sede, el secretario para las relaciones con los Estados monseñor Paul Richard Gallagher, en un encuentro del que participó Kushner, mientras Melania recorría la Sala Regia del Palacio Apostólico.
Luego de la reunión con los referentes de la diplomacia vaticana, la familia Trump visitó la Capilla Sixtina y la Basílica de San Pedro.
Melania Trump, no bautizada pero nacida en un país de mayoría católica como Eslovenia, visitó el hospital pediátrico del Vaticano, el Bambino Gesù (Niño Jesús), fundado en 1869 y dirigido por la italiana Mariella Enoc.
Ivanka, convertida al judaismo, se dirigía en tanto a la comunidad San Egidio, el grupo católico ubicado en el Trastevere romano que ayuda al Papa en la acogida de refugiados y ha establecido los «corredores humanitarios» para su llegada segura a Italia desde Oriente y África.
Fuente: Télam