Escribe Ariel Gauto
Las nuevas tecnologías nos aportan vastas y valiosas herramientas de acceso a la información. Y los más chicos, a través de la tecnología, se familiarizan cada vez a más temprana edad con las plataformas disponibles. Sin embargo, existen dificultades en transformar esos incentivos en herramientas para la resolución de problemas o situaciones de la vida cotidiana que luego se puedan presentar.
«Falta observación e imaginación», sentencia el profesor Juan Carlos Dalmasso, director de la Fundación Olimpíada Matemática Argentina (OMA). Y asegura en ese sentido que las matemáticas ofrecen un mundo de exploración que puede presentarse de manera muy atractiva mediante los festivales de problemas.
Dalmasso estuvo en el Parque del Conocimiento para presenciar el Festival de Problemas de Matemática organizado por la secretaría regional Misiones de OMA, en conjunto con la entidad anfitriona, el Ministerio de Educación y la Cámara de Representantes de la provincia.
Participaron de la actividad, más de 180 estudiantes de quinto a séptimo grado de la primaria y de primero a segundo año de la secundaria, provenientes de 26 escuelas de Posadas, Apóstoles, San Ignacio, San José, San Javier y Eldorado.
– ¿Qué es la Fundación OMA?
La Fundación OMA (Olimpíada Matemática Argentina) es algo que surge como una necesidad de una institución que controle los recursos para hacer la olimpiada. Y este evento surge como una necesidad de la comunidad matemática.
Los matemáticos siempre trabajan en comunidad, y los chicos aprende matemática en la medida que comúnmente la socializan, discutiendo problemas y aprendido paso a paso.
La comunidad matemática tuvo un fuerte golpe en la medida que una intervención militar obligó a muchos profesores, matemáticos e investigadores que se fueran de la Universidad de Buenos Aires, entonces los que participábamos de esa comunidad, pensábamos que los que se iban no volvían.
Entonces resolvimos llevar la matemática a la escuela secundaria. La olimpiada matemática surgió como una manera de ir a buscar aquellos chicos para que se enamoraran y empezaran a generar un grupo de matemáticos nuevos.
Es particularmente interesante observar por ejemplo que en el primer Centenario de la Revolución de Mayo no había ninguna comunidad matemática en el país. Pero en el Sesquicentenario (150 aniversario, en 1960) hubo un Congreso Internacional de matemáticos en Buenos Aires.
Y esa comunidad matemática fue lastimada precisamente unos años después, en el 66 con la intervención de (Juan Carlos) Onganía (presidente de facto entre 1966-70) en la UBA cuando se produjo la Noche de los Bastones Largos. Entonces, los matemáticos deben generarse y para ello surgió la olimpíada.
– ¿Que los niños y jóvenes fomenten su imaginación es en el plano educativo formal un desafío para los docentes? ¿Cree que se trabaja en ello?
Si me preguntás si un maestro llega al alumno con el diseño adecuado para apasionarlo, te diría que algunos sí y otros no. Es el desafío que se presenta en la olimpiada. Hay profesores que sí motivan a los alumnos a que se pongan a pensar y es importante ponerlo de relieve. Estás frente a una escuela que tiene que cuidar sobre todo en cómo los chicos manejan su cabeza.
La cabeza es la principal herramienta que tenés en la lucha contra la adversidad, el hambre, el frío, contra todo lo que se pone como un obstáculo en la vida.
La cabeza es una herramienta principal en el hombre y cuando hablás de escuela lo principal que debe tener un director o un profesor de matemática es ponerle la cabeza en estado de poder resolver rápidamente una situación.
Eso de preparar para la vida es una tarea que debe tener la educación y en eso reside la matemática. La olimpiada es un refuerzo que le das a los chicos para que tengan un fuerte entrenamiento en pensar.
Y aprender matemática no es repetir un ejercicio y ver el siguiente, sino presentar un problema nuevo que lo enfrentes por primera vez y que te sirva como entrenamiento para la vida.
– Una vez más la última Evaluación Nacional Aprender de 2018 reflejó las dificultades en el aprendizaje de las matemáticas. ¿A qué se debe?
El principal factor es la falta de imaginación. La escuela no es creativa. A veces la estructura que te encontrás en una calculadora no te seduce. Puedo tener una estructura matemática y simbólica y a vos no te conmueve para nada.
– ¿Cómo ve el paso de las generaciones y su vínculo con las matemáticas?
Desde que apareció, la olimpiada viene siendo un programa exitoso. Vienen muchos chicos, que se entusiasman. Tenés un grupo de profesores que le presentan una matemática divertida. Por ejemplo para que vos te des cuenta cómo funciona un espacio unidimensional, bidimensional, tridimensional o cuadrimensional, osea cuando ya se te acaban los tres ejes cómo viene la representación. Vas logrando que los chicos se incorporen a un mundo nuevo y moderno.
Por ejemplo, entrás a un curso y preguntás quien quiere hacer una olimpiada y los chicos se van para otro lado porque la consideran aburrida.
Para ello hacemos festivales de problemas. Y le decimos al chico «vení a pasarla bien con un desafío», te enganchás en pensar, porque matemática es dificultad, es un desafío que tiene que ver con la interpretación. Al chico los tenés que poner primero a pensar y te va a estar pidiendo que le des más, ya que la cabeza te pide siempre que le des actividad, el cerebro no resiste la pasividad.
Y cómo logra la olimpiada su éxito? Por la libertad que le brindás toda vez que le das un enunciado y que lo piense y lo resuelva a su modo, no como vos dijiste antes que había que hacerlo. Esto es para el hombre libre, que piensa.
La olimpiada es mostrarle al chico el camino a seguir ante sus ansias de libertad en pensar.
– ¿Muchos padres se deben preguntar qué deben hacer para que a sus hijos les interese la matemática?
En general lo que ocurre con la olimpiada es que el padre es el primero que observa que su hijo se salvó porque participa. Porqué? Porque el chico se apasionó y pasa lo mismo que con el deporte, y así evitás que tu hijo esté deambulando con la droga. Le diría a los padres que vengan con sus hijos a la olimpiada y afronten un desafío motivador para ambos.
El chico resuelve los problemas al poner en juego una cantidad de herramientas que conoce. Los métodos son esas herramientas. Cada problema que te doy te da un camino, que es el método matemático, que tiene que ver con estrategia que se inicia con las observaciones matemáticas que debemos enseñar desde el primer grado. Por ejemplo observando el comportamiento encantador de una esfera y contraposición a un cono.
Desde allí tenés una fuente inagotable de problemas que te permiten conocer la geometría de ese espacio.
Nosotros vivimos sobre una pelota, y el cielo es como una bóveda celeste, del que tenemos mucho para aprender. Pero hay muy poca observación e imaginación.
El mundo se te presenta con una complejidad tremenda y lo que tenés que enseñar al chico es a observarlo y a partir de eso lograr desarrollar la imaginación. Y con la imaginación llega la matemática.
Artículo publicado en la edición N° 50 de Revista ENFOQUE