En el auditorio de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones se llevó a cabo este miércoles la jornada “Qué ganamos y qué perdemos con el maíz en Misiones”, organizada por el Círculo de Periodistas Agrarios de Misiones. El panel, conformado por prestigiosos profesionales de la región, provenientes del sector público y privado, coincidió en que hay que ampliar la producción en Misiones, respetando las regulaciones medioambientales. También en ser más eficiente en los actuales terrenos, protegiendo el suelo.
Entre la concurrencia había académicos, como la trabajadora social, docente e Investigadora de la UNaM Antonia Usulak y el ex rector Javier Gortari, la diputada Anita Minder (UCR Cambiemos), técnicos del INTA y de otras instituciones y representantes de distintos medios de comunicación.
Quien abrió la jornada fue el ingeniero agrónomo Carlos Lanari, asesor agropecuario y actual presidente de la Sociedad Rural de Misiones, responsable técnico del Plan Ganadero de Misiones e integrante de Federación de Asociaciones Rurales y Forestales de Misiones (FARM).
Indicó que el cultivo de maíz, en relación con los números de la década del 80, creció en la zona del Alto Uruguay. De un promedio de 1500 kilos por hectárea pasó a los 2.700 actuales. Aunque destacó que departamentos como 25 de Mayo, Belgrano y Guaraní superan la media, ubicándose en 3.000 kilos por hectárea.
Hizo un detallado paneo por la distribución de tierras productivas en Misiones e indicó que hay 300 mil hectáreas, correspondientes a capueras (bosques degradados en territorios productivos) que están en la mira de todos los sectores.
Lanari se focalizó en un recurso “que no es renovable y que el hombre se ha dedicado sistemáticamente a destruirlo”: la tierra. “Lo que se degrada en esta zona en 3 años, en la Pampa Húmeda se degrada en 25”, comparó para que se tome conciencia de la importancia del cuidado.
“Lo que se tiene que hacer es cuidar el suelo. En este escenario, el productor arriesga todos los días. No hay que tomarlo como algo abstracto, sino en su esencia humana”, pidió. “El agricultor es un empresario que apuesta el 20% de su capital neto, que es el equivalente a un departamento céntrico, cuando toma una decisión sobre lo que sembrará en su propiedad”, agregó.
Con respecto al maíz, indicó que genera “movimiento económico. Maquinarias, maquinistas, alimentación de ganado para engorde”. Aseguró que 45 pesos de inversión en maíz se transforman en 60 de carne.
Remarcó la importancia de la utilización de los granos para el alimento del ganado vacuno. En este punto, recordó que los índices ganaderos de Misiones son los peores del país. Indicó que el stock se redujo 10.000 cabezas por año en los últimos seis años. “La provincia es deficitaria en granos forrajeros. Se necesitan plantar 64 mil hectáreas para dar de comer a la mitad de las 400 mil cabezas del actual stock”, detalló. Asimismo apuntó que si se habla de maíz, no hay que dejar de lado la producción de biocombustibles.
Comentó que hay diez variedades del grano e instó a levantar el nivel productivo.
Después fue el turno de Daniel Filigoi, contador público, consultor de empresas agropecuarias, vicepresidente de la Federación Económica de Corrientes y miembro de la Comisión de Economías Regionales de CAME.
“En esta región del país, Corrientes y Misiones, hay un alto porcentaje de pobreza y fue política nacional no desarrollar industrias en la zona”, sostuvo.
Aseguró que pese a estos condicionantes, había que ensayar acciones para el crecimiento y eso lo hicimos desde el sector privado en Corrientes. “Ahora creo que la región tiene que dar un salto cualitativo y cuantitativo”, sostuvo.
Evocó que en su provincia hubo resistencia al desarrollo de la producción arrocera, que es su principal actividad, por el supuesto daño que podía causar en el medio ambiente. “Pasó lo mismo que acá con algunos sectores con el tema del maíz. Pero repito algo que dije entonces, no me voy a rendir ante posturas que no están científicamente comprobadas”, expresó ante el auditorio.
Filigoi comentó que calmó a los ambientalistas con las cuatro mediciones de calidad de las cuencas hídricas por año que encara en las zonas productoras arroceras.
Se pronunció a favor de encarar cultivos de alto potencial y afirmó que “hay mercados para todos si se hacen las cosas bien”.
Reconoció que hay demanda de proteína animal (carne) y que el maíz es un producto que puede responder a satisfacer esa necesidad.
Sobre el destino de los granos dijo: “Llegan hasta donde la logística lo permita” e instó a generar actividades económicas donde haya condiciones.
Déficit de producción
Otro integrante del panel fue el ingeniero agrónomo Octavio Ingaramo, director regional del INTA Misiones. “A Misiones le falta maíz, actualmente importa el 65% de la que consume”.
“Hay que incrementar el rendimiento, ahí tenemos un debe como institución. Actualmente tenemos dos ensayos, en Bonpland y en el Alto Uruguay. Buscamos el material adecuado para cada zona. Aún nos faltan algunos ajustes”, adelantó.
Opinó que ese rendimiento dependerá de las buenas prácticas, eventualmente la siembra directa, el control de malezas y de las semillas que elija el productor.
Se inclinó por la rotación de cultivos. “En esto, la mejor pareja del maíz es la soja. También se podría cultivar cebada, avena o centeno”, enumeró.
Para Ingaramo, “hay que generar los ecosistemas más propicios” para sacarle el máximo potencial al maíz.
Consideró que a la producción maicera “hay que agregarle valor en origen. Misiones necesita actividades productivas de alta densidad económica. Mi postura es que habría que avanzar sobre áreas ya productivas”.
Según el responsable del INTA Misiones, “hay que buscar maneras de convivencia entre el productor que decide utilizar semillas criollas y los otros que se inclinan por las transgénicas”.
Anticipó que hay una semilla mejorada, desarrollada a base de la criolla, que está a punto de ser aprobada por el INASE y que es de “polinización libre”.
Mirando al Brasil
El último en exponer fue el abogado Walter Kunz, director nacional de Programas de Desarrollo Regional de la Secretaría de Agroindustria de la Nación.
“Sabemos que el productor de pequeñas superficies necesita principalmente poder producir con mayor rendimiento y tener rentabilidad y lo que les va a dar mayor rentabilidad será el agregado de valor, como producir carne de cerdo, la actividad lechera”, afirmó.
Según el funcionario, “ninguna de las actividades se podrá desarrollar eficientemente si no tenemos alimentos a nivel local”.
“Hemos mirado cómo han hecho en Brasil para hacer crecer el desarrollo económico y humano con el maíz y la producción de proteína animal”, indicó.
“Apuntamos a productores pequeños o de escalas menores, que necesitan acompañamiento del Estado y las instituciones, para que su trabajo sea rentable; hay varios que deciden resignar unas hectáreas de pino, para probar con el maíz, porque la forestación le produce pérdidas”, señaló.