El Ejército de Estados Unidos confirmó este martes que el Sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD, por sus siglas en inglés), el escudo antimisiles que Seúl y Washington acordaron en julio ya está operativo en Corea del Sur, una medida rechazada por China y Rusia, que abrió un nuevo frente de conflicto en la convulsionada península coreana y se suma a la escalada protagonizada por Washington y Pyongyang.
«Las Fuerzas de Estados Unidos en Corea (USFK, por sus siglas en inglés) confirman que el sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD) está operativo y tiene la capacidad de interceptar misiles norcoreanos y defender a la República de Corea (nombre oficial de Corea del Sur)», indica el comunicado del organismo militar enviado por correo electrónico a EFE.
El escueto anuncio, firmado por el coronel Richard Manning, ocurre apenas una semana después de que comenzó la instalación del THAAD en un antiguo campo de golf de la localidad de Seongju, a unos 200 kilómetros de Seúl.
Además, la noticia se conoce en un momento de especial tensión en la península coreana a raíz de los repetidas pruebas de armamento de Pyongyang, y cuando dos bombarderos estratégicos B1 estadounidenses de la base aérea Andersen en la isla de Guam, participaron ayer en maniobras con fuerzas de Corea del Sur y Japón.
El THAAD está rodeado de polémica y no solo es cuestionado por los agricultores de Seongju, que se muestran preocupados por la posibilidad de que su localidad se convierta en objetivo de ataques norcoreanos, también por los efectos que los potentes radares del escudo tengan sobre su salud y sus sembrados.
Muchos surcoreanos consideran que el despliegue se hizo de manera precipitada y que fue aprobado por un Gobierno depuesto por un caso de corrupción, postura que defiende el candidato favorito a convertirse en nuevo presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, que habló de una posible revisión del acuerdo.
A esto se agrega que el presidente norteamericano Donald Trump dijo la semana pasada que Seúl debería pagar los 1.000 millones de dólares que cuesta el THAAD, algo que el Gobierno interino surcoreano descartó recordando que tuvo que adquirir los terrenos para el escudo.
También, la decisión de instalar el THAAD empeoró la relación de Seúl con Beijing, ya que el Gobierno chino considera que los radares del sistema pueden usarse para espiar sus instalaciones militares.
Fuente: Télam