Escribe Luis Pastori, Diputado Nacional (UCR/Cambiemos)
Existe una frase que por largos años pareció natural para un gran número de argentinos: “roban pero hacen”. A pesar de que muchos nunca nos resignamos y la mayoría de la población estuvo y está en contra de la corrupción, la balanza de la opinión pública durante décadas se inclinó a favor de gobiernos que, con éxitos aparentes aunque maquillados con un amañado relato, o apañaron o hicieron poco y nada para luchar frontalmente contra la corrupción. Así las cosas, poco a poco nos acostumbramos a escuchar en diversos ámbitos la expresión “roban pero hacen”, como queriendo significar que todos los gobernantes roban pero algunos «hacen algo».
Sin embargo existieron personas que jamás utilizaron la función pública para enriquecerse: Elpidio González que después de ser vicepresidente de la Nación vendía ballenitas y anilinas para ganarse la vida; Marcelo T. de Alvear que siendo hijo de una familia adinerada salió de la función pública con menor patrimonio del que ingresó; y Arturo Illia y Raúl Alfonsín, ejemplos de vidas decentes y austeras. También hay que resaltar que nunca desaparecieron los partidos y los hombres que lucharon por la transparencia en la gestión pública y por la independencia de los tres poderes del Estado, este último principio, un requisito clave para investigar y sancionar los delitos de corrupción.
A pesar de lo anterior, el “prestigio” del “roban pero hacen” se fue consolidando en un gran sector de la población, ayudado por cierto, por los fracasos económicos de gobiernos que intentaron salirse de esa lógica perversa, que con el paso del tiempo se terminó naturalizando, y se convirtió en una creencia cultural extendida, frente al enriquecimiento obsceno de gran parte de la dirigencia política. El kirchnerismo y los que lo apoyaron durante 12 años, llevaron a la máxima expresión esta lógica, donde no solo el sobreprecio de las contrataciones con el Estado se hizo moneda corriente, sino que se llegó al absurdo de contratar bienes y servicios sin adquirir algo a cambio, como las viviendas de la Tupac y de «Sueños Compartidos», o de adquirir bienes inservibles como los vagones y trenes chatarra comprados por Jaime a España.
Tal menosprecio por lo público tarde o temprano tenía que estallar. Así el país pudo comprobar, con tragedias evitables como la de Once, que “la corrupción mata”. Y así fuimos protagonistas en ponerle freno a ese kirchnerismo que con el “roba pero hacen” quería ir por todo en el 2013, y pudimos luego construir una alternativa que ganara las elecciones en 2015. Desde diciembre de ese año hasta el presente, el presidente Macri y el interbloque de Cambiemos en el Congreso de la Nación, procuramos cambiar esa cultura del “roban pero hacen” que tanto daño ha causado. Sabemos a qué ideal queremos ir: “hacer sin robar” como lo dijo Ernesto Sanz, que significa lo mismo que “haciendo lo que hay que hacer”, la frase que nos viene mostrando a través de sencillos audiovisuales, la gran cantidad de obras que el actual gobierno nacional lleva adelante en cada rincón del país.
El camino de la nueva cultura del “haciendo lo que hay que hacer”, viene de la mano de una serie de medidas que garantizan la transparencia de la gestión presente, pero también el castigo por si alguien osa cometer algún ilícito en el futuro. Medidas que ya ha tomado el Ejecutivo para prevenir la corrupción, como la gratuidad de los pliegos de la obra pública y las licitaciones transparentes a través de internet, junto a medidas legislativas que tomamos en el Congreso para investigar y castigar la corrupción, como; 1)- la ampliación de la figura del arrepentido; 2)- la extinción de dominio (frenado en el Senado con mayoría kirchnerista); 3)- y la ley de libre acceso a la información pública, nos garantizan que estamos transitando por el buen camino del cambio cultural. Este miércoles 5 de Julio de 2017 sumamos en Diputados nuevas medidas en ese camino: 1)- la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción; 2)-la elevación de la pena mínima para aquellos funcionarios que cometan este tipo de ilícitos para que no sean excarcelables; y 3)- la Responsabilidad Penal Empresaria sobre delitos cometidos contra la administración pública.
Creemos que Cambiemos, con aciertos y con errores, es la garantía de no volver al pasado del “roban pero hacen”, y que es la única garantía electoral para seguir en este camino que inevitablemente nos conducirá al desarrollo económico y a la prosperidad: “haciendo lo que hay que hacer”.