Escribe Anazul Centeno, Diputada Provincial (FR)
Desde que Lisandro tramitó la rectificación de su partida de nacimiento para conseguir el DNI no binario, se ha convertido en el centro del debate tanto en medios de comunicación como en conversaciones de todes. Gran parte de nuestra sociedad se vio sorprendida por la noticia, no se trataba de un tema que hasta hoy tenga asidero en nuestros problemas cotidianos. Debo advertirles, la discusión muchas veces va más allá del entendimiento de algunes, pero se necesita un solo principio rector para espectadores y lectores: el del RESPETO.
Sexo, Género e Identidad de Género son categorías distintas -aunque al principio parezca confuso- y atraviesan cambios radicales, más aún necesarios a medida que las sociedades van, con sus dinámicas, avanzando.
Los movimientos feministas y por las diversidades han recorrido un camino histórico de luchas y reivindicaciones, entendiendo el patriarcado como estructura que ordena nuestra forma de ver el mundo, y no solo oprime a las mujeres, sino a todo aquello que no quepa dentro de los modelos predeterminados de masculinidad o feminidad. Estas serían las categorías binarias de hombre y mujer. Era común referirnos a ese “determinismo biológico” para reforzar la idea de la mujer frágil y sensible, del varón fuerte y proveedor, usando la genitalidad como factor determinante de nuestra identidad. Esta es la trampa de la heteronorma que nos empuja sin miramientos y de forma invisible hacia los estereotipos y las etiquetas, trampa que hoy comienza a caer ante la negativa de una generación que necesita ser reconocida en un espectro más amplio de identidades.
Hablamos de GÉNERO como una construcción social, política y cultural, mientras que la IDENTIDAD DE GÉNERO es la vivencia interna e individual de cada persona, tal como cada una la sienta, corresponda o no al sexo biológico. La identidad, entonces, es tan individual que se construye de formas más amplias, imposibles de caber únicamente en dos términos.
Desde 2012 el Estado Argentino reconoce estas definiciones gracias a la sanción de la Ley de Identidad de Género. Es una norma que ha sido modelo en nuestra región en la ampliación de derechos y el reconocimiento de la diversidad de identidades.
El caso de Lisandro se ha transformado en un hito provincial en el reconocimiento de identidades no hegemónicas. Se ha logrado rectificar su partida de nacimiento en el Registro Provincial de las Personas de la Provincia gracias al diálogo de diversas instituciones y finalmente por decisión política del Ministro de Gobierno Dr. Marcelo Pérez, quien entendió que la Ley es operativa por sí misma y decidió dar cumplimiento a lo establecido en el art. 6 de la 26.743 que estipula que el trámite debe ser administrativo sin necesidad de recurrir a la vía judicial. Estandarizar procedimientos y efectivizar el cumplimiento del derecho a la identidad es un deber del Estado.
Misiones se convierte entonces en pionera, junto con las provincias de Mendoza y Santa Fe, en el registro institucional y administrativo de la identidad no binaria de uno de sus habitantes, abriendo camino a un futuro de más igualdad y de respeto por las vivencias personales.