Por Anita Minder
Diputada provincial de Cambiemos
El intercambio de favores y prebendas políticas no tiene nada que ver con la reivindicación del género. Quisieron mostrar un hecho de paridad política de género y expusieron un burdo intercambio de favores y prebendas políticas. No se puede confundir la matriz corrupta de un gobierno que usa el Estado como “caja” política, con la reivindicación y conquista de las mujeres.
Queda absolutamente claro que la designación de una mujer al frente de la delegación de la regional 6 de la Dirección Provincial de Vialidad -en el caso de la Señora Vanesa Soledad Hauschild-, no tiene nada que ver con la reivindicación y conquista de la paridad política de género. Según sus propias palabras, le dieron el cargo “porque su esposo fue tres veces candidato a intendente por la renovación”, y admitió con absoluto desparpajo su falta de conocimiento e idoneidad, en un tema para el que se requiere formación técnica y experticia, ya que se trata de un cargo ejecutivo y no de representación política, como plantea la paridad.
Más allá del burdo intento de la renovación de «apropiarse» de la paridad con discursos vacíos de contenido, y mostrar a Rovira como el “hacedor” de una ley que no es de su autoría –ley que además, recordemos, vetó cuando era gobernador en el 2005-, el hecho solo contribuye a acentuar más la estructura patriarcal y verticalista , en la que se debe “agradecer” en forma permanente y obsecuente de todo al “conductor”.
Como siempre lo hicimos, repudiamos el uso del Estado y la plata de todos los misioneros, para “pagar” militantes y devolver favores a quienes “aportan” votos con la nefasta Ley de Lemas, sean varones o mujeres.
Lamentamos el triste y vergonzoso papel de la funcionaria, que viene a deslegitimar una lucha de miles de mujeres y bastardear una añorada conquista, cuando reivindica públicamente que se lo dan «por el marido». Y eso se llama nepotismo: una práctica deleznable, que está en las antípodas de la lucha género.