En Colonia Piñalito, de Bernardo de Irigoyen, desde hace casi tres décadas, unas 14 familias viven y trabajan en pequeñas unidades productivas. Están ubicados en el Lote K 18, sobre la Ruta 18, donde tienen cabezas de ganado, cerdos, gallinas, y plantan productos primarios.
Es el caso de Valdevino Da Silva, que desde hace más de 28 años trabaja y reside con su familia, junto a sus vecinos en ese lote de más de 500 hectáreas.
Tanto él como el resto de los pequeños productores hace un tiempo comenzaron a ser hostigados por personal de Ricardo Sato, un hombre que se presentó alegando que hace un año había comprado esas tierras, como los productores se negaron a abandonarlas, a los pocos días, un grupo de obreros empleados de Sato, irrumpieron con máquinas atropellaron el portón, profiriendo amenazas de desalojo.
En la madrugada del sábado, a raíz de un intento de expulsarlos del lugar, fue convocado el diputado Martín Sereno (Partido Agrario y Social), quien se acercó con algunos militantes del PAyS, y después de interiorizarse sobre el conflicto, comenzó a gestionar en favor de las familias con el intendente local, Guillermo Fernández (FR). Así logró un principio de acuerdo para que el supuesto comprador no expulse a la gente de las tierras que ocupan.
Existe buena voluntad entre las partes
«Creemos que es posible solucionar el problema de estas familias, vimos buena voluntad en el jefe comunal para colaborar en que los pequeños productores no sean obligados a abandonar toda una vida de trabajo. Muchos de ellos tienen pasturas, plantaciones anuales, crían cerdos y vacas en esas tierras donde se asentaron desde hace casi 30 años», sostuvo el legislador del PAyS.
Después de dialogar con los vecinos, decidió convocar a una reunión en la misma Ruta 18, junto a las autoridades locales en busca de la solución del conflicto. Concurrieron el intendente local, el jefe de la Unidad Regional, Juan Fernández, y el presunto comprador.
«Luego de más de seis horas de diálogo logramos que retiren las máquinas con la que los empleados de Sato, pretendían ingresar al predio, y firmamos un acuerdo para buscar una solución definitiva a través de una Mesa Interinstitucional que tendrá lugar a fines de julio», expresó Sereno.
«No somos intrusos, vivimos y trabajamos en la chacra»
El productor Valdevino Da Silva, oriundo de Dos Hermanas, relata que cuando llegó al Lote K 18 hace casi 30 años no había nada ni nadie. Comenzó a trabajar porque el dueño, «don Carlos Joisson me autorizó para que viva, haga plantaciones y críe animales, chanchos, vacas y caballos. Pero pedí permiso para entrar, no me metí de retobado. Y tengo claro que el dueño no me regaló el terreno; pero me autorizó para que viva con mi familia y trabaje, y desde entonces estamos en el lote. Al cabo de un tiempo don Carlos murió, de eso me enteré después, y nunca más vino nadie. Y no soy solo yo, somos entre 10 y 14 familias las que nos asentamos en ese lugar», reitera el trabajador.
Este hombre de 57 años que cría animales y produce alimentos, siente que es una injusticia que quieran sacarlo del lugar donde «dejé la mitad de mi vida. Con mi familia sobrevivimos con lo que producimos en la chacra. Tengo unas 120 vacas, 100 chanchos y 8 caballos, y también varias gallinas. Trabajamos entre todos, acá están mis hijos y mis nietos. Y ahora apareció un hombre que dice que compró este lote y quiere darme unos pesos por las mejoras que hicimos en la chacra. No queremos vender y Sato empezó a presionarnos. Es mi casa y no tenemos adonde ir. Mi vida es esto, vivimos y trabajamos en el lote», insiste.
Años de esfuerzo en riesgo
Esta situación preocupa mucho a las familias, y eso motivó a que se juntaran y convocaran al diputado Martín Sereno. «Somos gente de trabajo; vivimos de nuestro esfuerzo. Cualquier persona de bien que llegue a mi casa, siempre va a encontrar un lugar en nuestra mesa; nos gusta compartir. En épocas malas a veces solo tenemos porotos para comer; pero lo disfrutamos igual. Así somos los vecinos de esta colonia», explica con orgullo de trabajador.
Con el mismo orgullo remarca que todas sus vacas están documentadas por el Senasa. «No tengo nada trucho, todos mis animales están anotados y vacunados como debe ser».
Durante el amedrentamiento de un grupo de obreros intentando ingresar al predio con máquinas, intervino la policía, «nos tiraron el portón que hicimos para que no entren; las familias con nuestros gurises pasamos muy mal cuando nos atropellaron», lamenta el hombre.
Da Silva es consciente que el esfuerzo de años viviendo y produciendo en el lugar le otorga derechos sobre esa chacra donde vive con su familia, y espera que cuando él ya no esté, sus hijos y sus nietos, la sigan sosteniendo.
Los productores agradecieron al diputado Sereno y a los militantes del PAyS, como Ricardo Javier que acudieron en su apoyo, porque «sin ustedes no íbamos a ir por buen camino. Estábamos en riesgo de perder todo lo que logramos con tanto sacrificio durante casi 30 años. Los vecinos de esta colonia somos gente de trabajo y nos ayudamos entre todos», indicó.
«Conservamos la tierra con mucho sacrificio»
Otro productor, José Alberto Rosesanto, vive en Piñalito desde hace 26 años. Cuando accedió por primera vez al lugar, solo estaba Valdevino Da Silva, y José se radicó con su familia y un hermano. Ellos también crían vacas, chanchos, tienen pasturas, y se dividen todo a medias.
«Ahora tenemos el 50 animales entre mi hermano y yo; pero cuando llegamos hace muchos años empezamos de cero. No somos intrusos ni delincuentes, por eso cuando apareció la policía nos sentimos presionados. La tierra es nuestra porque trabajamos en ella, y no queremos vender. Tengo 47 años y desde los 20 estoy trabajando con la fuerza de Dios y nuestro coraje, así criamos a nuestros hijos y les enseñamos a ellos a trabajar en la chacra», remarca el colono.
Compromiso de acuerdo
El acuerdo firmado el sábado 14 de julio, se hizo en el marco de una reunión en la Ruta 18, donde participaron los antiguos moradores y familias productoras de Colonia Piñalito, el intendente de Bernardo de Irigoyen, Guillermo Fernández; el comisario inspector Roberto Pérez, el segundo jefe de la Unidad y oficial a cargo de la Comisaría de Dos Hermanas, Pablo González, el diputado provincial, Martín Sereno y Ricardo Sato, quien manifiesta haber comprado las tierras y se reconoce como dueño de las maquinarias y empleador de los obreros que trabajan en el Lote K 18.
En el acuerdo se rubrica que Ricardo Sato se compromete a retirar las maquinarias, los obreros y el campamento y obraje montados, así como el cese permanente del hostigamiento policial denunciado por los productores.
Así como total respeto y cuidado del lote mencionado; la no invasión por personas ajenas al mismo y la conformación de una mesa de diálogo para la búsqueda de una solución pacífica, integrada por una comisión representada por los vecinos, el Ejecutivo Municipal, la Subsecretaría de Tierras de la provincia, y cualquier otra institución o representante necesario para lograr la solución y Ricardo Sato, poniendo como fecha límite el lunes 30 de julio del corriente año.