Desde hace tiempo el oficialismo aventó expectativas, al difundir que cualquiera fuera el resultado de las elecciones legislativas del presente año, no variará mayormente la composición en ambas cámaras, donde deberá seguir lidiando en un Congreso dividido en tercios en Diuptados y donde su número seguirá siendo escaso en el Senado.
En efecto, así será, si la mirada es meramente matemática; pero si como debe ser, el vistazo no excluye el componente político, el análisis debe ser muy diferente. Primero, lo obvio: no es lo mismo llegar al nuevo Congreso con un espaldarazo en las urnas; y segundo, porque en ambas cámaras el oficialismo tiene mucho por sumar.
En Diputados, ya todo indica que el interbloque Cambiemos se consolidará como primera minoría, superando el centenar de legisladores propios, aunque aún lejos de los 129 que le garantizarían el quórum. Mientras que en el Senado, las expectativas son más moderadas, por la prepotencia de los números que hoy maneja el mayoritario bloque que conduce Miguel Angel Pichetto. Pero hay que tener en cuenta un dato no menor: esa bancada arriesga mucho, y tal cual anticiparon las PASO, puede perder bastante.
Hasta el 10 de diciembre, el bloque mayoritario tiene en lo formal 36 miembros, y expone en esta elección poco menos de la mitad, 15 escaños.
En cuanto a Cambiemos, hoy el interbloque cuenta con 15 integrantes -9 radicales y 6 del Pro- y algunos aliados permanentes, como el sanjuanino Roberto Basualdo, que en esa condición compite en estas elecciones. Expone tres escaños y podría estar ganando 10, más dos aliados como el citado Basualdo y el puntano Claudio Poggi. A estos hay que sumar a otro aliado formal, Carlos Reutemann, que también fue en 2015 candidato de Cambiemos.
Según el resultado de las PASO, estaría llegando a 21 senadores propios, más por lo menos 3 aliados permanentes. Y si revierte la ajustada derrota bonaerense, sumando a Gladys González, tendría 22 senadores propios.
El detalle de la sumatoria en estos comicios incluye un radical por la minoría en Formosa; dos por la mayoría en Jujuy; uno por La Rioja; un macrista por Misiones; el mencionado Basualdo en San Juan; dos radicales por Santa Cruz y un aliado peronista más una macrista en San Luis.
Volvamos ahora al bloque actualmente mayoritario, que de los 36 miembros actuales podría bajar a 29 o 30. Pasa que de los 15 escaños que arriesga, podría estar perdiendo entre 6 y 7 senadores.
Las provincias donde podría perder una representación serían Buenos Aires, La Rioja, San Luis, Santa Cruz y Jujuy. En Misiones perdería dos miembros. Solo quedaría igual en Formosa y San Juan. Esto es, no sumará ningún escaño en las provincias donde se eligen senadores.
El problema para las huestes de Miguel Pichetto radica en la llegada de Cristina Fernández de Kirchner al Senado. La misma está asegurada, y resta definir si lo hará acompañada por Jorge Taiana, o bien lo hará sola. No tendrá el mismo efecto su arribo victorioso así sea por un puñado de votos como resultó en las PASO, que si resulta derrotada, pero de todos modos nadie la imagina cumpliendo el papel ausente del también expresidente Carlos Saúl Menem. Como llegue, será una referencia ineludible en la Cámara alta.
Tan seguro es ello, como inexorable parece ser que se romperá el bloque PJ-FpV, que probablemente divida sus siglas. Porque nadie imagina conviviendo bajo un mismo techo a Cristina y Pichetto, quien ya está inspeccionando alternativas para acrecentar lo que quede de su bancada.
Ya adelantó el neuquino Marcelo Fuentes que no serán ellos los que rompan el bloque, al señalar que el que se sienta “incómodo” con la presencia de la expresidenta será el que se tenga que ir. En caso de romperse el bloque, ¿quiénes son los incondicionales que permanecerían junto a la expresidenta? Seguramente la correntina Ana Almirón, la mendocina Anabel Fernández Sagasti, el mencionado Marcelo Fuentes, la rionegrina Silvina García Larraburu, los chubutenses Nancy González y Juan Mario País, la chaqueña María Inés Pilatti Vergara, la santafesina María de los Angeles Sacnun y la santacruceña Ana María Ianni. Si CFK gana en la provincia, a esa decena se sumará Jorge Taiana.
El bloque de Miguel Pichetto quedaría entonces conformado probablemente por 19 miembros, a saber: Eduardo Aguilar, José Alperovich, Inés Blas, Julio César Catalán Magni, Carlos “Camau” Espínola, María Teresa Margarita González, Pedro Guillermo Guastavino, Sigrid Kunath, José Miguel Mayans, Dalmacio Mera, Beatriz Mirkin, José “Nato” Ojeda, Omar Perotti y Rodolfo Urtubey, más el jujeño Guillermo Snopek, la riojana Florencia López y los sanjuaninos José Rubén Uñac y Cristina López de Abarca.
El bloque PJ-FpV supo sumar casi 40 legisladores, pero tras pasar a ser oposición, los santiagueños del Frente Cívico se separaron para seguir desarrollando su estrategia individual, a la que suele sumarse el también santiagueño del Frente Popular Gerardo Montenegro. Igual que los misioneros: en su momento Sandra Giménez se fue del bloque de Pichetto, aunque su comprovinciano Salvador Cabral se quedó. Ambos no renuevan y se espera que a partir de diciembre representen al Frente Renovador de la Concordia Maurice Closs y “Maggie” Solari, a través de un bloque propio, tal cual sucede en Diputados.
Ante este panorama es que Pichetto se ilusiona con armar un bloque PJ propiamente dicho, al que buscaría sumar a peronistas que hoy tienen bloques unipersonales: los salteños Juan Carlos Romero y María Cristina Fiore Viñuales, el cordobés Carlos Caserio y los pampeanos Norma Durango y Daniel Lovera. En ese caso podría llegar a 24 miembros. De todos ellos, Romero es el que no responde a ningún gobernador, y suele estar más cerca de Cambiemos, por lo que podría mantener su bloque unipersonal.
Con todo, en ese caso ya nadie tendría una supremacía marcada en la Cámara alta y el cuadro que surja a partir del 10 de diciembre se asemejaría mucho al reinante en Diputados.
Fuente: Parlamentario