En tiempos pocos favorables para la subsistencia de instituciones deportivas en nuestro país, el Lomas Rugby Club de Posadas es una excepción a la cruda realidad, siendo una de las entidades con mayor crecimiento en los últimos años en lo que respecta al deporte de la “ovalada”, tanto a nivel de infraestructura como de logros deportivos, siempre con una mirada hacia el futuro.
Transcurría el año 2006 y su historia comenzaba a entretejerse. Un grupo de rugbiers que venían desempeñándose en el Tacurú Social Club decidieron buscar otro rumbo, acusando diferencias con la actual dirigencia de la “Hormiga”, la cual tenía otras prioridades como el golf. En ese mismo momento, casualidades o causalidades del destino, Posadas Rugby Club era otro de los animadores en la competencia local pero que, urgido en lo económico, no podía sostenerse para bancar la estructura que mantenía en su predio de la Avenida Jauretche al 5625, donde justamente hoy funciona Lomas.
El contacto entre los exjugadores de Tacurú, que venían de una gran temporada, y las autoridades de dicho club fue positivo. Desde un primer momento ambas partes se pusieron de acuerdo en unir criterios, pensando en empezar un proyecto en común de desarrollo deportivo, cultural y social con el rugby como herramienta formativa integral. Todo comenzó formalmente el 22 de mayo de 2007, con Joel Medina como presidente, allí nacía el Camaleón, tal cual se lo conoce a Lomas en cada rincón de nuestra provincia.
Ya en su primer año, con un poco más de 80 jugadores en la primera división (50 llegaron desde el club de Villa Lanús), dio que hablar jugando el Torneo Regional. Además el plus que significó ese año el cuarto puesto conseguido por los Pumas en el Mundial de Francia hizo que varios chicos se vuelquen a la práctica de éste deporte, arribando al moderno club una importante cantidad de valores. En un abrir y cerrar de ojos se completaron todas las divisiones inferiores, tanto en infantiles como en juveniles.
La infraestructura como objetivo trascendental
Está claro que el buen momento deportivo también fue producto del trabajo constante de una dirigencia comprometida y con un objetivo en común: ampliar las bases en infraestructura para un crecimiento sustentable en el tiempo. Fue allí que se mejoró la cancha, un ítem más que importante para el desarrollo de la actividad, se construyeron vestuarios y el quincho, con el cual luego se pudo sacar rédito desde lo económico con su alquiler para eventos.
Su crecimiento también incluyó el lado femenino con la demanda de una cancha de hockey. Ese anhelo de las mujeres se concretó en el 2009 gracias al trabajo de la familia Jara, unas de las pioneras del establecimiento. El deporte de los palos estuvo vivo hasta el 2015 con su campo de juego lindante al de rugby, pero se disolvió con el alejamiento de dicha familia de deportistas que emigró hacia otros lugares.
A pesar de esto, con la gestión del actual presidente, Juan Carlos Cerutti, y un grupo de apasionados dirigentes, se aspira a inaugurar a finales de éste año o comienzos de 2018 un gimnasio propio (de 10×18 metros) con nuevos vestuarios y con parrilla para anexar al actual quincho. El nuevo servicio para los socios apunta a brindar una alternativa para que los chicos puedan tener todo a mano y no tengan que pagar por hacer complementos en otros lugares. En tanto que se está trabajando en dos canchas más para que los rugbiers tengan la comodidad suficiente para entrenarse.
Logros que reivindican el proyecto
Con el correr de los años, parte del plantel mayor se fue depurando. Más allá de ello, el rol protagónico del equipo no decayó y siempre estuvo en los primeros planos. Tal es así que el año pasado el primer plantel se consagró campeón invicto del Torneo Regional B, aunque truncó su sueño de ascender ante su coterráneo de Capri que llegó con mayor rodaje al Repechaje. A millas de amargarse por aquel traspié, el elenco se alzó ésta temporada con el campeonato oficial de la Unión de Rugby Misionero (Urumi), derrotando en una gran final a Leones de Encarnación (Paraguay), acumulando así su décima quinta conquista en toda su historia.
Por su parte, las categorías juveniles accedieron en este 2017 a la primera edición del Regional en M15 y M17. Los primeros salieron campeones y los segundos disputarán la final en Formosa. También la M16 salió segunda en el torneo doméstico pero representó a la tierra colorada en los Juegos Evita en Mar del Plata, donde finalizó en la décima posición.
“Un club inclusivo”
Cada club tiene su historia y en ella aparecen siempre personas que dejan el todo por el todo en post de un objetivo. En ese sentido, uno de los fundadores de Lomas es el mendocino Juan Carlos Cerutti (44), actual presidente y entrenador de la primera. “Nuestro objetivo siempre fue hacer un club inclusivo, no elitista, que sea para toda la familia”, recordó Cerutti, quien llegó a Posadas a los 19 años para estudiar genética y se desempeñó trece temporadas en el Tacurú Social Club para luego formar parte del Camaleón.

“Si bien el club está un poco lejos del centro de la ciudad, está bien ubicado estratégicamente con los barrios que hoy se están formando en la zona como Itaembé Guazú. Somos el club con más jugadores fichados dentro de la Urumi, con 155 competitivos y 91 infantiles”, destacó. “El 95 por ciento de los jugadores que tenemos en la primera de Lomas son del club, lo cual era una de nuestras metas”, resaltó el exjugador que ahora transita por su segundo periodo como máximo responsable de la institución.
Párrafo aparte merece su reseña acerca de lo que significa en su vida el club. “Con mi familia arrancamos los sábados a las 10:00 y nos vamos a la medianoche”, aclaró Mendu, padre de dos hijos que también juegan con la ovalada e idolatran a los exponentes de la primera.
Con la emoción a flor de piel cerró: “Lomas es mi segunda casa, lo vivo así, lo defiendo así. Es un esfuerzo enorme que hacemos en el día a día. Lo que pretendo, como legado mío, es contagiar esta pasión. Lo veo en los jugadores, siendo el entrenador de la primera. Me encanta trabajar con chicos de la cantera. El futuro está asegurado”.
Escribe Maximiliano Acosta, Periodista y colaborador de ENFOQUE
Artículo publicado en la edición N° 32 de Revista ENFOQUE