“A beer please”, fue el pedido de un hombre que ingresó a una estación de servicio ubicada sobre la Ruta Nacional 12 en el municipio de Puerto Libertad. Detrás entró su pareja mirando atentamente a la cajera esperando un diálogo complicado. Inmediatamente la joven contestó en inglés con una destacable amabilidad que ya habíamos percibido quienes fuimos atendidos previamente.
Sin dudas la amabilidad debería ser algo normal y la actitud de la cajera lo esperable, pero para quienes viajan de forma habitual se sabe que esta no es la realidad. En este caso la pareja se mostró muy a gusto con Natalia y dialogaron más allá del pedido.
Esta simple situación fue agradable también para todos quienes estábamos presentes y no pasó desapercibido. Incluso, hubo quienes preguntaron a la cajera si era una exigencia de sus empleadores saber inglés y un buen trato con los clientes. La respuesta de Natalia Aquino fue que inglés no y respecto a la buena atención, la joven entiende a la perfección el concepto de que “el cliente es el que importa”, principalmente en una provincia que viene creciendo turísticamente y donde los extranjeros cada vez más se animan a recorrer otros lugares de la Tierra Colorada más allá de las maravillosas Cataratas del Iguazú.
Claramente el buen trato no debería ser tema de sorpresa. Sobre ello Natalia manifestó que más allá que desde la empresa le piden este requisito, disfruta atender bien a los clientes. Para ella sí es algo natural y en atención al público se lleva un diez.
La joven contó a ENFOQUE que a menudo ocurren situaciones como la de los turistas de EE.UU. “Por esta estación de servicio pasan muchos extranjeros que vienen a Iguazú y aprovechan para recorrer nuestros saltos, las minas de Wanda y toda nuestra naturaleza. Algunos salen con guías, pero otros, como esta pareja, alquilan autos y salen solos y no todos hablan español”, manifestó.
“Me gusta mucho tratar con extranjeros”, reconoció, si bien aseguró que tiene un mismo trato con todos los clientes. Es que según indicó, “cuando les hablo en inglés se sorprenden y enseguida comienzan a preguntar todo. Ya me pasó que como la gente de informes turísticos de la localidad no habla en inglés, vienen a comprar y preguntan muchas cosas”, refirió sobre situaciones similares a la sucedida con la joven pareja.
Natalia estudió profesorado de inglés y a pocas materias de recibirse dejó la carrera para ocuparse de su bebé que venía en camino. Hoy, con 33 años y dos hijos disfruta de su trabajo, su familia y atender bien a los clientes que pasan por la estación de servicio de Puerto Libertad.