El ministro del Agro y la Producción de Misiones, José Luis Garay, está preocupado por el escenario económico actual. Sin embargo, se muestra confiado en que con las políticas que el Gobierno provincial implementa para la actividad productiva se paliarán los efectos del momento complejo que transita la Argentina.
“El panorama de la toma de deuda es preocupante. No van tomando nota de esta situación. Me inquieta la situación de la provincia. En el pacto fiscal nos comprometemos a determinadas acciones que nos complican, nos van a poner restricciones, a nosotros, una provincia ordenada. Esperemos que la cuestión del ajuste no pase por las provincias o las economías regionales”, consideró el titular de la cartera agraria en una entrevista con ENFOQUE.
Para empezar su balance, reconoció: “Fue un año complicado en todo lo que es producción en Misiones. En el área donde suele haber mayor cantidad de conflictos, que es la tabacalera, dentro de todo terminamos bien, con buen precio y producción en volumen. En dinero efectivo, sin contar otros beneficios como obra social o Fondo de Granizo, el productor se hizo de 61 pesos por kilo, para el Burley. Claro, no exento de algún que otro conflicto en las rutas, derivado de algunos pagos que se retrasaron”.
Garay mencionó que “vamos a pagar este mes la segunda parte de la Caja Verde, que este año fue de 726 millones de pesos. Si bien tuvimos algunos eventos climáticos, esperamos para 2018 una producción parecida a la de este año. Es un producto que tiene mucho volumen de exportación y que está atado a una variable que es el dólar, que no se ha movido mucho”.
El ministro también trazó un presente similar para la producción tealera. Admitió: “Tenemos inconvenientes con los fríos nocturnos, con una baja producción. Cuando mejoren las condiciones climáticas se va a redondear una cosecha razonable. Dependemos de un mercado externo que concentra gran parte del volumen de exportación, que es el americano, en un porcentaje superior al 60%”.
Sobre el hecho de ese cuasi único mercado, reflexionó: “Esto creo que amerita un profundo análisis de toda la cadena tealera para proyectarse hacia adelante. Por eso cuando se habla de un instituto específico para el té, se espera, entre otras cosas, que defina cómo se proyectará la actividad para los próximos años. Puede ser una herramienta muy válida, que puede impulsar la instalación de laboratorios en la provincia para los análisis destinados a alcanzar los estándares de calidad que nos pide el mercado europeo. De hecho, el instituto puede ayudar a pensar qué hacer para recuperar ese nicho comercial. Y ver qué trabajo podemos hacer en campo, en cuanto a las plantaciones y también en los procesos industriales”.
Garay aconsejó “consolidar el mercado americano, donde nos hemos hecho fuertes. Asimismo insertar en una etapa de promoción y de difusión el producto en la Argentina. Parece mentira que aquí se consuma tan poco té, que es un comoditie, un producto de difusión mundial. Si se da la inserción se tendría el equilibrio que te da la posibilidad de vender té afuera y cuando el mercado exportador se ponga duro, tener la chance de un mercado interno que aliviane esa oferta”.
Sobre la actividad madre de la producción misionera, sostuvo: “En el caso de la yerba mate, tuvimos muchas discusiones con el tema de los precios, que no se cumplen. Cuando un sector no cumple, se traslada a los otros. Se entra en una competencia desleal, donde todos salen a buscar yerba más barata. Cuando más barata sea la hoja verde, más perjuicio hay para los productores misioneros que tienen a la yerba como principal actividad. El mercado externo se ha recuperado bastante. Veníamos de un año muy malo. La guerra en Siria perjudicó bastante. Hay nuevos mercados que se están abriendo, como el de Turquía”.
El balance también incluyó la actividad forestal. “La pasta se mantuvo en volumen y en dólares, con algunos altibajos. En 2016 y 2017 bajaron las exportaciones. No estamos en los valores de 2010 y 2011. Actualmente estamos en 345 millones de dólares, contra los 590 millones en 2011”, precisó.
En cuanto a la exportación de madera y sus derivados, fue contundente: “Viene en franca caída. El ingreso de tableros del exterior está complicando el panorama. Muchas de estas industrias se convierten en importadoras, con lo cual despiden a empleados y solo mantiene el personal necesario para acopiar en un depósito”.
“De acuerdo con la política del Gobierno nacional esto no se va a cambiar en el corto plazo. Hemos hecho gestiones para que se pongan freno a las importaciones de madera. Hubo algunas barreras, pero vemos como resultado que el valor de las importaciones sigue creciendo”, reconoció preocupado.
En este punto, no pasó por alto lo que pasa con la Ley 25.080, de promoción forestal: “Tendríamos que tenerla renovada en 2018 para que en 2019 cuando venza se ponga en vigencia una nueva norma. Pero lamentablemente si bien la teníamos con presupuesto, en los últimos dos años, a pesar de las promesas de que se aumentara a 350 millones por año, se abonaron 100 millones. Tenemos una deuda importante con los pequeños forestadores de la provincia”.
El ministro anticipó que en medio de ese cuadro de incertidumbre, “puede haber una recuperación en el sector carne, sobre todo del mercado interno, que es demandante. Creo que nos falta muchísimo para abastecer esa demanda. Pero con la Mesa Ganadera, donde confluyen todos los actores del sector, podemos tener una actividad que tenga un buen futuro y rentabilidad”.
“Hay preocupación del sector porcino, por el fomento de la importación desde Estados Unidos. Ya hemos hecho la advertencia”, agregó.
Sobre las otras actividades, indicó: “Estamos trabajando con muchos planes de agricultura en pequeña escala, muy característicos de la zona. Tenemos proyectos del Pisear (Proyecto de Inclusión Socio-Económica en Áreas Rurales), que mejoran la calidad de vida de los agricultores. Se han aprobado iniciativas para una cuenca lechera o para el desarrollo de animales con buena genética”.
“Con las partidas del Fondo Especial del Tabaco tenemos en marcha un programa de tecnificación del área rural, vamos a comprar 20 tractores para desarrollar algunas zonas para alivianar la tarea del productor. La idea es ponerle un paquete tecnológico a fin de que aumente la producción. También estamos viendo qué otra producción pueden hacer en el medio de la zafra, para que mejore sus ingresos”, anticipó.
Artículo publicado en la edición N°33 de Revista ENFOQUE