Escribe Luis Pastori, Diputado Nacional (UCR)
En los últimos días hemos advertido una nueva arremetida del diputado Sergio Massa y sus actuales aliados provinciales en una supuesta campaña para “frenar el ajuste y bajar los precios” mediante propuestas simples y tentadoras pero absolutamente impracticables. Fiel a su estilo de oportunista político, propone para ello que se le permita a pequeños productores tener más espacio en las góndolas de los supermercados para incentivar la competencia así como sacar el IVA a ciertos productos de la canasta básica familiar.
Veamos. La idea que los pequeños productores tengan un espacio en góndolas suena muy bien pero de dudosa efectividad, ya que no tienen escala para abastecer grandes superficies comerciales y tampoco tienen la financiación suficiente, tornándose en una propuesta enteramente demagógica.
En cuanto al proyecto de bajar el IVA sobre un conjunto de productos, desconoce la dinámica tributaria del impuesto, ya que éste grava los valores agregados de cada eslabón de la cadena de producción y comercialización multiplicado por la alícuota del impuesto, en la Argentina el 21% (tasa general). Es decir, eximir la etapa de la venta a consumidor final reduciría la carga del impuesto solamente en la proporción del valor agregado por el comerciante minorista. Supongamos que el Valor Agregado de éste sea del 30%, la reducción sería entonces de alrededor del 6,3%, muy lejos del 21%.
Para que los precios bajasen potencialmente un 21% se debería eliminar el IVA en toda la cadena y no solamente en las ventas del minorista a consumidor final. Pero aún así, nadie puede asegurar que los precios disminuyesen un 21%, ya que la demanda de productos de alta necesidad suele ser muy inelástica y, en consecuencia, la quita del impuesto no garantiza que los precios realmente bajen, pudiendo lograr en cambio sumar más utilidades para la cadena productiva, o sea que los consumidores podrían no verla traducida en menores precios.
Mucho más efectivo en términos de eficiencia económica, es realizar transferencias monetarias a las familias más vulnerables (jubilados que cobran la mínima, desocupados, beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, pensionados, etc.) para que cada uno decida consumir los productos que prefiera, tal como lo aprobado en la Ley de reintegro del IVA vigente desde el año pasado, y que consiste en un subsidio del 15% de las compras utilizando tarjetas de débito para poblaciones específicas.
La campaña electoral ha comenzado. Que ello no nos lleve al discurso fácil y engañoso, sobre todo cuando se trata de mensajes dirigidos a quienes más vienen sufriendo los avatares económicos impuestos por gobiernos, algunos de los cuales incluso el propio Massa formó parte.