* Escribe Augusto Barrios Hermosa (Posadas)
El comercio fronterizo es una realidad histórica en esta provincia, tan fuerte que se ha convertido también en un sesgo cultural para los habitantes de toda la región. La importancia del intercambio de bienes y servicios en nuestra frontera se visualiza claramente, por poner solo un ejemplo, en la figura folclórica de la villena, aquella mujer ambulante que vende en Posadas diversos productos traficados desde Encarnación.
Como las grandes aguas que nos separan de Brasil y Paraguay, los misioneros fluimos en el río de una economía que se digita en Buenos Aires, o quién sabe dónde fuera del país. Y al igual que el Paraná de nuestros días, muchas veces ese río nos resulta irreconocible.
Misiones padece de modo cíclico la asimetría en la balanza comercial entre argentinos, brasileños y paraguayos. Una disparidad casi siempre muy favorable para nuestros vecinos de enfrente.
De hecho, los datos más recientes sobre la cuestión, indican que ya cerraron decenas de comercios en la capital provincial a causa del consumo masivo en Paraguay. Todo lo cual genera una contracción económica de este lado del puente, una reducción de la tasa de actividad, mayor desempleo y mucha, muchísima incertidumbre.
Sea por los motivos que sean, la economía de Misiones está en estado de alerta. El 57,3% de sus municipios limita con Paraguay o Brasil (43, para ser exactos) y, sin señales acerca de las inversiones prometidas por el presidente Macri, todos ellos se encuentran agobiados por la coyuntura internacional de protección aduanera, con deudas asumidas en los últimos meses y, para completar el panorama, con una fuga impresionante de dinero a los mercados foráneos.
En este contexto altamente dañino, ¿qué medidas podríamos tomar los ciudadanos para generar un volumen de ventas que nos posibilite salir del brete? En verdad, no hay recetas para lograr tal empresa; pero tenemos buenas herramientas.
Una herramienta para competir
Una alternativa para empresas, comerciantes y profesionales que se ven afectados por el presente contexto es la inversión en publicidad online.
En la actualidad, a escala global el medio en que más dinero se invierte en publicidad sigue siendo la televisión, el de mayor repercusión de forma inmediata. Luego, y en ascenso, viene la publicidad online. Le siguen el diario, la radio, la publicidad en la vía pública, la revista y el cine.
Según datos brindados por Google Consumer Barometer, “el 73% de los usuarios en Argentina investiga o realiza compras de productos electrónicos en línea. A su vez, el 57% de las compras de electrónicos en una tienda [física] son influenciadas por una investigación previa que realizan en internet”.
Son tiempos digitales: si hoy un negocio no aparece en la primera página de Google, simplemente no existe, como en aquellos no tan viejos tiempos de la guía telefónica.
Son varias las razones para que el comercio en situación de frontera permeable apueste a los anuncios digitales, pero pueden resumirse en los siguientes puntos:
- Cualquier negocio puede publicitar online porque demanda una inversión mínima;
- Se consiguen buenos resultados con varios formatos de publicidad (texto, foto, video);
- La publicidad llega a un público específico al crear campañas por sexo, edad, ubicación geográfica, intereses, entre otros valores;
- Casi todo se puede medir estadísticamente: cuántas personas ven los anuncios, cuánto dinero se invierte por cada persona, con qué dispositivos se visualizan los anuncios (computadora, teléfono), etcétera.
- Se pueden generar nuevos clientes por medio del uso de las redes sociales.
Ciertamente, un anuncio online de una Pyme de Posadas puede combatir de manera precisa a la gigante oferta de las Pymes encarnacenas.
El marketing digital ayuda a comunicar un producto o servicio, a hacerlo visible entre un público determinado. Pero fundamentalmente sirve para brindar información al potencial cliente: es útil para que éste encuentre (y compre) lo que está buscando.
La clave para la Pyme local en esta batalla por aumentar el consumo radica en adelantarse a la cola del puente y ofrecer los productos primero. De esta manera, probablemente venda y, además, le ahorre un disgusto al paciente comprador de frontera. Dos porotos a favor.
Dar el primer golpe
El mundo está cada vez más conectado a una internet cuyo crecimiento es superior a los demás medios convencionales. Las posibilidades que brinda la publicidad online son muchísimas, no conoce fronteras.
Veamos un ejemplo. La población en la capital de Misiones es de 300.000 personas, aproximadamente.
Por su parte, unos 220.000 residentes de Posadas poseen una cuenta activa en Facebook. Se infiere que, llegando solamente al 20% de esos usuarios, alcanzamos al 15% de la población total de la capital provincial. Es decir, unos 44.000 potenciales clientes. ¿Y cuánto dinero necesitamos para esa cantidad de feisbuquianos? Apenas $615.
Podemos competir mejor si mejoramos nuestras herramientas de competencia. Porque, aunque parezca imposible luchar contra los precios prácticamente desgravados de Encarnación, los misioneros contamos con ciertas ventajas:
- El cliente argentino no siempre encuentra lo que busca en la orilla de enfrente.
- Por lo general, desconoce los precios.
- Debe hacer un gasto importante en combustible o pasajes.
- Suele dudar de la procedencia de lo que compra.
- Debe soportar interminables horas de atasco fronterizo.
El desafío es convertir esas desventajas en puntos a favor de nuestros productos y servicios. Antes de que pasen a Encarnación, el comerciante debe atraer a los potenciales clientes con promociones, bonificaciones, tarjetas de regalo, buena atención, servicios especiales según el rubro. Todo ayuda.
Una vez más, el actor de base para lograr el cambio macroeconómico en Misiones volvemos a ser, nosotros, los ciudadanos corrientes. Y esta vez, las acciones no dependen tanto de la inversión que realicemos, sino de la estrategia digital que llevemos a cabo.
* Artículo publicado en la edición Nº 28 de Revista ENFOQUE