Un día después del «incendio» de Brasilia y presionado por aliados y opositores, el presidente Michel Temer dio este jueves marcha atrás a la militarización de la capital brasileña, mientras en el Congreso aumentan las apuestas de que el 6 de junio puede ser un momento clave para la continuidad del mandatario, que puede ser destituido por la justicia electoral.
A la vez, la Orden de Abogados de Brasil presentó el décimotercer pedido de juicio político contra Temer en una semana, a raíz de la investigación que le abrió el Supremo Tribunal Federal luego de que el jefe del Estado fuera grabado supuestamente avalando sobornos a diputados, jueces y fiscales relatados por el empresario Joesley Batista, dueño del gigante JBS.
La temperatura en Brasilia parecía haber bajado en las calles, pero en el Palacio del Planalto y en el Congreso las negociaciones para elegir un sucesor por consenso consumían las horas en los pasillos y oficinas, debajo de los gigantes edificios modernistas diseñados por Oscar Niemeyer.
Un herido de bala por la policía del distrito federal, filmada disparando armas de fuego y no de disuasión en la manifestación, se encuentra internado con ayuda de respirador mecánico, tras haber arribado con un disparo en el rostro.
En un decreto, el presidente Temer desactivó otro que había firmado para que las Fuerzas Armadas tengan autoridad de policía en Brasilia, luego de la manifestación de unas 150.000 personas que pedían su renuncia, una protesta que derivó en violentos enfrentamientos y en el incendio de dos ministerios y destrozos en otros seis.
En una recorrida de Télam por la Explanada de los Ministerios, unos 1.500 soldados rodeaban los edificios ante la ausencia de manifestantes o cualquier otra «amenaza». Apenas los restos de los destrozos, mostrados por el gobierno como el argumento para, en medio de la crisis, lanzar al Ejército a las calles.
«Les traigo un mensaje del presidente Temer: quiero decirles que no hay democracia sin orden; la orden es base esencial para la democracia. Dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada», dijo el ministro de Defensa, Raúl Jungmann.
La pregunta en la Cámara de Diputados y en el Senado es si Temer sigue teniendo condiciones para gobernar. Los que responden afirmativamente ganan adeptos, como el inesperado Carlos Sampaio, titular del bloque del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en la Cámara baja.
«Hay que respetar una transición constitucional (con elecciones indirectas) porque Temer perdió las condiciones de gobernabilidad», dijo Sampaio, del PSDB, partido que está lanzando dos candidatos a suceder a Temer como presidente «tapón» hasta el 31 de diciembre de 2018, con el senador y ex gobernador de Ceará Tasso Jereissati y el ex presidente Fernando Henrique Cardoso.
«A mí no me miren; tengo 85 años», dijo en San Pablo al ser abordado por periodistas Cardoso, el sociólogo que gobernó entre 1995 y 2002 y respalda a Temer desde que el PSDB se convirtió en aliado del gobierno, una vez caída Dilma Rousseff. Una negativa similar fue informada pro el ex juez de la corte y ex ministro Nelson Jobim.
Y es así que, según dijeron parlamentarios oficialistas y opositores a Télam, la clave será en dos semanas, del 6 al 8 de junio, cuando el Tribunal Superior Electoral (TSE) se reúna para determinar si hubo abuso económico en la campaña electoral de 2014, en la cual Temer fue segundo de Dilma Rousseff, destituida el año pasado.
En una entrevista con Télam, el presidente del partido derechista Demócratas, el senador José Agripino Maia, ve una salida en caso de una condena.
«Hay un dato que tiene ser considerado: en dos semanas, el 6 de junio, el tribunal electoral debe dar el fallo sobre si condena a la fórmula DIlma Rousseff-Michel Temer. Eso puede provocar otro momento político. Hasta esa fecha, desde el oficialismo garantizaremos gobernabilidad y estabilidad al país para hacer esta travesía hasta el fallo de la justicia electoral, que puede condenar con la pérdida de mandato o no», afirmó.
El jefe de Diputados y número dos del país, Rodrigo Maia, asumirá interinamente en caso de salida de Temer y en 30 días debe preparar elecciones indirectas, para dar una solución a la crisis en un mecanismo similar al de Argentina cuando, tras la crisis de 2001, fueron electos por el parlamento Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde.
«Si el tribunal decide por la condena, que es cancelar el mandato, ahí empezaremos a discutir nombres. Pero para hacer esa travesía se necesita la estabilidad que estamos dando», dijo sobre el proceso para el caso de que la fórmula Rousseff-Temer, vencedora en 2014, haya cometido abuso de poder económico.
«Yo también creo que el juicio electoral será el momento para la caída de Temer, una condena y el proceso de sucesión. Yo imagino que habrá presión popular para evitar elegir por la vía parlamentaria al sucesor y anticipar elecciones», dijo a Télam el diputado Alexandre Molón, del Partido Rede, opositor, de la candidata presidencial Marina Silva.
Rede y la coalición opositora de izquierda que incluye al Partido de los Trabajadores impulsan las elecciones directas.
«Nosotros queremos elecciones directas porque es el único modo de solucionar la crisis; sea quien fuera el elegido, debe tener legitimidad», dijo a Télam la senadora y ex jefa de gabinete Gleisi Hoffmann, del Partido de los Trabajadores, según quien habrá fuerza para una enmienda constitucional que anticipe comicios.
El ex ministro de Industria de Rousseff Armando Monteiro Neto, un senador considerado independiente, del Partido Laborista Brasileño (PTB, centroderecha) dijo a esta agencia que la base oficialista puede permanecer para llevar adelante las reformas económicas.
«Nos cabe ahora buscar equilibrio y la salida constitucional de elecciones indirectas. Apuesto por una agenda de estabilidad con el mismo oficialismo de Temer para realizar las reformas necesarias pero con otra persona hasta el proceso electoral de 2018», comentó.
Fuente: Télam