Claudio Hacklander es productor de la zona de Jardín América y miembro de la Mesa Asesora del Instituto Nacional de la Yerba Mate. Como lo hizo Cristian Kleingbeil de la Apam hace unos días, se quejó del incumplimiento del precio de la materia prima y apuntó tanto a la falta de fiscalización del Instituto Nacional de la Yerba Mate como a la voracidad de los grandes molinos.
“El incumplimiento de precios es una problemática en toda la provincia. Hay pocas empresas que cumplen en el precio y las formas de pago”, afirmó en una entrevista con FM Enfoque 89.7.
Claudio Hacklander, productor
“Se lavan las manos en las formas de pago. En laudos anteriores hacían figurar el precio y los plazos de pago. Pero en las últimas fijaciones de precios, no se hicieron. Para los secaderos y los molinos, el pago con cheque es considerado contado. Y son papeles a 90, 120 y 190 días. He visto cheques a 330 días. Es una cosa que no tiene sentido, un abuso. El productor más que nadie sabe perfectamente este problema”, señaló el productor.
Hacklander dijo que la situación se torna aún más compleja por los “aumentos de los combustibles y otros insumos, como herbicidas”.
“Pensamos que siendo parte del Inym íbamos a solucionar esta cuestión. Pero no fue así. El Inym no está cumpliendo la tarea de fiscalización”, cuestionó.
“Son pocas empresas grandes, pero manejan casi todo el mercado. Estamos metidos en un brete de la cual no podemos
salir. Una de las firmas que menos cumple es Las Marías. Entorpecen todo el mercado yerbatero. Misiones produce más del 80% de la materia prima. Corrientes, menos del 20%. Y es concebible que una firma de esa provincia maneje todo el mercado”, consideró.
“En Misiones hay más de 9.000 productores pequeños que sufren la problemática. Por eso queremos que nos dé una mano el Ministerio del Agro de la provincia. En Buenos Aires no nos escuchan. La única voz que se escucha es la de los grandes molineros, que se llevan la peor parte”, señaló de manera contundente el productor.
“Habíamos pedido por nota que se vuelva atrás con la cosecha de verano. Eso se estableció por presión de los grandes molinos. Con la zafriña perjudicamos la calidad del producto final. La planta está en plena floración, con semillas. Eso deteriora la calidad. Los grandes molineros tienen el argumento de que se les hace difícil cosechar desde marzo hasta fines de septiembre”, explicó.
“El Inym tiene que controlar precios, los paquetes, los documentos. Del secadero no pueden salir remitos con descuentos de báscula. Y esto ocurre y lo sufren los productores. Se ve influencia de los molinos grandes, que tratan de frenar todo tipo de control. Tratan de dirigir los controles hacia otros sectores”, reiteró.
“Los remitos de transporte de la hoja verde deberían ser igual que los papeles para el traslado de madera de monte nativo. Con una codificación específica, que no pueda ser truchado”, propuso. Para él, deberían firmarse “convenios con Policía, con Prefectura, con la Gendarmería. Así en los controles también revisan los papeles, no solo las condiciones técnicas de los vehículos. Eso sería lo ideal”.
Hacklander hizo otro pedido enfático: “Los intermediarios deberían ser apartados de la cadena”. Coindició con los “controles de palo y de calidad de la hoja verde en laboratorio”, pero exigió más compromiso y fiscalización para una problemática que ya lleva demasiados años.