Por Santiago Tristany
Licenciado en Psicología
Hace unas semanas, se publicó una investigación reveladora en Science Advances (*) sobre efectivas vías de promoción de conductas comunitarias y promoción de denuncias de corrupción. Se trata de una investigación realizada en Nigeria y, se utilizaron recursos audiovisuales como principal herramienta de promoción (o inducción) del cambio.
Los investigadores explican que, aprender cómo las conductas comunitariamente orientadas son incorporadas y se vuelven normativas, es pragmáticamente importante porque las contribuciones voluntarias orientadas a la comunidad, son frecuentemente alentadas o promovidas, en contextos donde las iniciativas del gobierno o del sector privado son inviables o infructuosas. Por ejemplo, dicen, reportar problemas sociales o políticos por medio de mensajes de texto es una solución recientemente inventada utilizada por un creciente número de activistas políticos, organizaciones sociales civiles, y expertos en tecnología.
Iniciativas en países como Kenia, Haití, o la India, han solicitado a las personas que contribuyan con información sobre violencia local, desastres naturales, o corrupción, para ayudar a otros ciudadanos a navegar las crisis e identificar áreas con necesidades. Estudios sobre utilización de tecnología muestran que una vez que un umbral de usuarios es alcanzado, por efecto de expansión social en red y por efecto de cascada de información, se pueden estimular nuevas conductas sociales y diseminarse en la sociedad. Sin embargo, el éxito de estas iniciativas depende, en primera instancia, de persuadir a un grupo inicial de personas a probar una nueva conducta que está fuera del estatus quo.
El presente estudio se enfoca en dicha dirección: cómo persuadir a un grupo inicial de personas para que implementen una nueva conducta (acción) socialmente o comunitariamente orientada. Dos de los obstáculos más frecuentes al adoptar nuevas conductas, es que las personas perciben que nadie más acompañará el cambio (un problema de las normas sociales) y barreras lógicas o tecnológicas (un problema de capacidad personal y estructural).
Las investigaciones anteriores sugieren –según explica el informe- que la percepción de la norma es un motivador poderoso de conductas humanas. Para motivar conductas “extrañas”, las percepciones respecto a las normas sociales pueden ser influenciadas incluso antes de que cambie el porcentaje actual de dicha conducta en una comunidad. Estos estudios sugieren que esto es posible, en parte, porque las personas sobregeneralizan como si fuesen “la norma general de la comunidad”, las conductas públicas exhibidas por los modelos o personajes notorios. Los roles o perfiles públicos que influencian a la comunidad pueden ser personas de alto estatus, o que reciben mucha atención o, en ciertos casos, quienes transgreden las normas tradicionales. Sin embargo, las personas pueden utilizar incluso personajes ficcionales como modelos de rol, tal como los actores en las películas, series y novelas. Por lo tanto, uno de los mecanismos para cambiar la percepción de la norma, es apuntar a la conducta de los modelos de rol, tanto reales (personajes públicos notorios) o ficcionales (actores y actrices).
En este experimento, se pretendió modificar la percepción de que la denuncia de corrupción es inusual o infrecuente, y se intentó minimizar la percepción de las barreras o dificultades para lograr la denuncia de corrupción. Para alcanzar este objetivo, en primer lugar se creó, con un grupo nigeriano anticorrupción, una plataforma gratuita de mensajes de texto. Luego se lanzaron dos campañas que promocionan el conocimiento de la plataforma y que intentan aumentar la percepción de norma social de denuncia de actos de corrupción, y reducir las percepciones orientadas hacia las barreras a la denuncia de corrupción.
Se creó un film con actores conocidos en Nigeria, en el que se incorpora en la trama, la corrupción como un problema cotidiano. Asimismo, en el film los actores clave denuncian tales actos de corrupción (con objeto de influenciar a los espectadores de modo que modifiquen su percepción de la norma social). A este diseño se agregaron otras complejidades propias de las investigaciones de este tipo (por ejemplo una versión placebo para comparar resultados).
El resultado que reportan en la investigación es bastante alentador. Afirman que en el estudio de 7 meses con 106 pequeñas comunidades del sur de Nigeria, produjeron un 70% más de denuncias de corrupción que las producidas durante el año anterior. Es decir que produjeron una mayor cantidad de denuncias (70%) en menor tiempo (58,33% del tiempo anterior). Esto equivaldría a un 191% más de denuncias en comparación general.
La mayor parte de las denuncias estaban agrupadas en sobornos y malversación de fondos perpetrados por políticos, violación de leyes y aquellos relacionados con el sector educación. De las denuncias relacionadas con la corrupción, el 86% fueron realizadas dentro de los 30 días de iniciada la campaña.
Este tipo de investigaciones son muy estimulantes, ya que los medios de comunicación son utilizados con asiduidad por la gran mayoría de los ciudadanos. Esto implica que, utilizando canales de comunicación disponibles y accesibles, es posible lograr el cambio de percepción, orientando la conducta de las personas hacia la comunidad y el respeto de la ley (aumentando la presión y control social sobre los actos de corrupción).
Esto también nos indica que la promoción de conductas saludables (como la alimentación, el ejercicio, evitar el consumo de bebidas alcohólicas, tabaco, drogas) es una tarea posible si se coordinan acciones con quienes programan las emisiones de los canales de televisión y multimediales. Modelar acciones promotoras de ciudadanía, democracia, respeto y salud, es una tarea abordable, si se realizan las acciones y coordinaciones necesarias con los medios actualmente disponibles.
(*) Graeme Blair , Rebecca Littman and Elizabeth Levy Paluck. Motivating the adoption of new community-minded behaviors: An empirical test in Nigeria. Science Advances 13 Mar 2019:
Vol. 5, no. 3, DOI: 10.1126/sciadv.aau5175