Por Santiago Tristany, Licenciado en Psicología
Un artículo publicado en Nature Climate Change (*) y comentado el pasado lunes 6 de mayo en USA TODAY (**) explica que los jóvenes activistas por el cambio climático, pueden estar indicando la emergencia de una generación de jóvenes políticamente comprometidos, no vista desde los años 60′ del siglo pasado.
Las investigaciones muestran que cuanto más jóvenes las personas se comprometen cívicamente, es más probable que continúen comprometidas en activismo y en política por el resto de sus vidas, creando esto potencialmente una generación de cambio.
Se refieren a la «Generación Z», mayoritariamente con menos de 18 años de edad en la actualidad, no solamente demográficamente amplia, sino crecientemente preocupada por el cambio climático que amenaza el –su o nuestro- futuro. El grupo ha creado una organización de activistas por el cambio climático y protestas en todo el globo, incluyendo las protestas de Sunrise Movement, Zero Hour, Youth for Climate y #FridaysForFuture.
Lo que se está viendo es un movimiento, que si continúa expandiéndose, tiene el potencial de cambiar sustancialmente el terreno político, así como su foco, explica la autora del texto.
Las personas jóvenes también traen a sus padres con ellos. Las investigaciones muestran que cuando los niños se involucran respecto a problemas globales, los padres comienzan a preocuparse también. Las personas jóvenes -dice la autora- se están comprometiendo cada vez más en política y activismo electoral.
Mencionan a la activista sueca de 16 años, Greta Trunberg, que inició el «School Strike for Climate», y fue masivo. Nominada para el Premio Nobel de la Paz, ayudó a crear la red mundial de protestas en la que miles de estudiantes se rehusaron a estudiar en la escuela los viernes en demanda de acción por el cambio climático.
Explica que se conoce como un asunto de interés público, en tanto un grupo de personas que son apasionadas sobre un tópico demandan acción. Generalmente -explican- si entre el 5% y el 7% de la población se vuelve activa respecto a algún tema, entonces el cambio político deviene mucho más probable, más necesario.
Mientras que el cambio climático es una preocupación para todas las edades –dice la autora- las personas jóvenes están hablando más enfáticamente y con mayor potencia que antes. A medida que los indicadores de que el cambio climático es irreversible y sus consecuencias catastróficas están más cerca, veremos mucho más de este tipo de acción social.
No es sencillo saber qué generación será especialmente activa. La última realmente grande fue en los 1960’s, en relación a la guerra de Estados Unidos de Norteamérica contra Vietnam. El cambio climático tiene ese tipo de resonancia emocional para las personas, particularmente para las personas jóvenes, porque tendrán que lidiar con ello, explica la autora.
El problema es que si el activismo no tiene efecto, las personas jóvenes pueden volverse fatalistas respecto a la posibilidad de lograr cambios y pueden rendirse y darse por vencidos. Si las personas protestan y demuestran su malestar pero no hay respuesta y no se alcanza un impacto, se pueden desmovilizar rápidamente, explican en el texto. Sin embargo la generación joven está luchando por su vida. Estamos viendo un crecimiento exponencial de la cohorte que se está volviendo una fuerza generacional.
Se menciona el ejemplo de una escuela secundaria en Estados Unidos, que comenzó con un grupo de 3 miembros hace cuatro años, y actualmente ya tiene 50 miembros regulares en las reuniones. Ellos decidieron abogar por el cambio político en distintas áreas. Crean discursos, se reúnen con legisladores y se movilizan por las calles reclamando y exigiendo, incluso con su presencia silenciosa en las calles, que el cambio es necesario y urgente.
Hay personas que tienen una “reacción lenta” para los cambios necesarios. Por ejemplo, hay personas que aunque los médicos le dicen que deben cambiar su alimentación y estilo de vida porque están en riesgo de muerte, estas personas continúan con su estilo de vida nocivo hasta morir. Parece que los grandes grupos y sociedades humanas tienen una inercia parecida que le dificulta los cambios rápidos. Los “tiempos de reacción” suelen ser muy lentos, aunque los avances tecnológicos y científicos sean mucho más veloces.
Tal vez la pregunta es si estos grupos de jóvenes que hoy están comenzando a mostrarse y hacerse visibles, serán los últimos profetas de un cercano futuro imposible de detener, que sea ineludible. Debemos ser optimistas, mientras tanto, confiando en –y actuando para- que podamos revertir lo que parece inevitable.
La oportunidad la tenemos. Las voces están avisando. Es cuestión de “acción”.
(*) Dana R. Fisher. The broader importance of #FridaysForFuture. Nature Climate Change. 2019. https://doi.org/10.1038/s41558-019-0484-y
(**) ELIZABETH WEISE. Climate change the new Vietnam War? Generation Z poised to change US politics with activism. USA TODAY. 12:48 p.m. hedA May 6, 2019