Nombre completo: José Martín Schuap. El “Joselo” que lo caracteriza se lo puso su madre, aunque Luis no figura en su DNI. Martín no le dice nadie. Es Joselo, para todos. Dice que ya llevó su música a 30 países y que ha logrado el privilegio de pocos en su rubro, al menos en Misiones, vivir del arte. “Siento que soy un privilegiado, porque la gente tiene un afecto muy grande hacia mí”, sostiene y de inmediato cuenta una anécdota, porque es un hombre lleno de anécdotas: “Un día llegaba a Posadas después de una gira. Al bajar de la combi, me encaró un palanquero, esos personajes que vendían pescado colgados por una palanca, y me dice: ‘Che Joselo, escuché esa canción del Brete que hiciste, y eso que cantás soy yo’. Para mí eso fue como un premio Gardel, un Grammy, eso es lo que siento”.
Y sigue, en una charla con ENFOQUE, que dura una hora, pero podía durar varias: “Se me acerca gente que me dice: ‘A mí no me gusta lo que vos cantás, pero valoro lo que hacés’. Y sé que no soy un virtuoso, pero tuve la capacidad de llevar mi música adonde otros no van, y ponerla al servicio de lo social. Y tratar de ser un referente social, cultural, que hace lo que todo el mundo dice que hay que hacer y nadie hace”. Mientras otros tardan apenas segundos en subirse al caballo, Joselo tiene los pies bien sobre la tierra. Por eso mientras habla le llueven mensajes al celular, muchos de los cuales son para apoyar con su música causas sociales.
“Los músicos tenemos que dar una imagen diferente a la desunión, a la grieta. La sociedad se maneja con los símbolos, con los gestos. En el Festival del Litoral, por ejemplo, cumplo dos cosas a rajatabla: el horario, porque hay que respetar a los demás, y en el tiempo que me toca actuar, comparto”, reconoce.
Sostiene que “si los que tienen una aparición pública muestran un gesto de cordialidad, de solidaridad, eso se replica y puede ser compartido. Asimismo, estoy convencido de que el Estado tiene que dar el ejemplo, como un padre en su casa”.
Mira el futuro Joselo y dice: “Acá en Misiones hay demasiado talento y tenemos gente tremendamente grosa y me duele que le falten oportunidades. Sé que los chicos que vienen detrás de mí en la generación son mejores. Andrés González, Lunagua, Los Mitá, el semillero de los Grillitos que ya está dando sus frutos. El futuro artístico de Misiones es tan grande que así como el turismo va a crecer sin freno a pesar de las crisis, la cultura hará lo mismo. Lo que está faltando es apuntalar esa industria cultural de la música, de la literatura, de la artesanía, de la danza, de todas las expresiones”.
“El Estado tiene que ponerse al servicio de toda esa gente que hace la cultura, porque el Estado no va a hacer la cultura, sino que va a aportar las herramientas para que la cultura se siga desarrollando”, reflexiona.
Se le vienen más imágenes: “Recuerdo a Mandové Pedrozo. A Sygmund Kowalski. Este último se paraba y miraba un paisaje y su obra luego transmitía la misma vida que esa naturaleza. Eso lo hizo sólo él. Lo ves a Ramón Ayala escribiendo y pintando también. Interpretan”.
“Una vez vino un programa de televisión de Buenos Aires y reflejó a Mavala como un tipo de la noche, casi un delincuente. No viejo, el tipo era jugador de fútbol. Por qué no fueron de día, cuando estaba sobrio a preguntarle qué necesitaba, qué podía contar de su vida.
Entonces escribí: ‘Todos comparten tu risa, y ninguno tu tristeza, carcajada del destino, que con tu vino tropieza, Mavala te llaman todos, nadie sabe bien por qué, Mavala baila en la noche con su sombra un chamamé’”. Otra vez el arte para contrarrestar una injusticia. “La cultura pasa por valorar lo tuyo”, reitera.
Finalmente habla de la profesión de músico. Y apela al humor: “La mamá de la chica no quiere que seas el novio porque sos músico, pero si sos músico famoso, sí quiere”.
Apunta que otro de sus escenarios de intervención, Músicos Populares Misioneros, “viene bien, sosteniéndose en el tiempo. Empezó con mucho furor, que luego se fue aminorando. Pero tiene la virtud de que es una de las asociaciones civiles de Misiones mediante la cual opera en la región la Ley Nacional de la Música. Por ejemplo, le llega fondos del Instituto Nacional de la Música, que es un organismo bien federal porque reparte sus ingresos de manera equitativa entre las seis regiones del país”.
“Desde el INAMU, del que soy coordinador regional, rendimos culto al pedido del Flaco Spinetta, que nos dijo: ‘Financien la incertidumbre artística’. Y en eso estamos”, remata.