Myrian Duarte
Subsecretaría de Relaciones con la Comunidad (Ministerio de Gobierno de Misiones)
Esta fecha, 11 de Marzo adopta la de la sanción de la Ley Nacional 26.485, de Prevención, Sanción y Erradicación de todas las formas de Violencia hacia la Mujer.
De todos los dispositivos sociales existentes se puntualiza sobre los medios de comunicación porque son quienes fijan pautas culturales, instalan sentidos, y naturalizan o cuestionan los mandatos de acuerdo a intereses que no son de la sociedad sino de los dueños de los medios.
Entiéndase esto, no como una crítica aunque lo merece, sino como lectura histórica, ya que el surgimiento de los periódicos en sus orígenes tiene como finalidad instalar ideas, pensamientos y corrientes políticas.
La pretensión de asepsia y objetividad se instala fuertemente avanzado el Siglo XX para disfrazar el interés del medio en posicionar un tema, y decir que la realidad ES esa, que ellos «sólo la muestran» sin influir sobre los hechos.
A eso le llaman objetividad, un invento conceptual de la posmodernidad, que sustenta hoy la tan mentada posverdad. Se da por hecho que algo puede ser usado como argumento con valor de verdad aunque se sepa que es un recorte tergiversado de la realidad y que quien lo dice es una fuente al menos cuestionable. Pero sirve para afirmar ideas previas, aunque los hechos disten de lo presentado al público.
Violencia mediática y hacia las mujeres
Esta vez le tocó a la Línea 137 de Oberá, de la que un medio de comunicación impreso, publicó hace unos días, cosas que no se ajustan a la realidad. Hablando de delitos que jamás fueron denunciados ni mencionados, y poniendo en boca de otra persona palabras que no existieron.
Conociendo la trayectoria del periodista que suscribió la nota, y los posicionamientos del medio en torno a la violencia hacia las mujeres, y más aún hacia las luchas feministas, no me sorprende para nada. Pusimos a este cronista y a ese medio como ejemplo de violencia mediática múltiples veces, lo que no deja de sorprenderme, es la facilidad con que personas que tildaron a ese cronista de machista y misógino en incontadas ocasiones, que se sintieron y fueron agredidos y agredidas por sus publicaciones, de repente tomen su palabra y se conviertan en replicadores gratuitos de su producción escrita, porque eso no es periodismo.
Respaldo a un equipo de trabajo
En la nota a la que me refiero, primero utilizaron un titular conmocionante, impactante y rayano en el morbo, y que ya invita a ser leído en esa clave. Pero en la bajada hacen escasa mención al tema que operó como anzuelo. En cambio se dedican a defenestrar a un equipo de trabajo, quedando un mensaje muy claro para todas las víctimas: «No llames», «no pidas ayuda», «no denuncies». Esa es la responsabilidad del medio en la lucha contra la violencia.
No solamente respaldo personal, profesional e institucionalmente al equipo, sino que paso a enumerar datos ciertos que sostienen este apoyo de manera concreta:
En la nota en cuestión mencionan declaraciones de la «responsable» de la Línea de Oberá y ésta no se encontraba en la ciudad, ya que dos días antes había iniciado su uso de licencia, y no pudo haber dicho lo que se le endilga, ni ninguna otra cosa.
Se toma conocimiento del caso el día 15 de febrero. Ese mismo día se lo judicializa.
Por tratarse de una menor, se notifica al Área de Infancia de la Municipalidad de Oberá.
Ante la misma, el vecino manifiesta su voluntad de resguardar a la niña, razón por la cuál se labra un acta dejando constancia de ello. Ni la denuncia ni las referencias de ambas personas, hacen alusión en ningún momento a violencia sexual, o a intentos de suicidio.
Funciones de la Línea 137
Más allá de lo puntual, me parece importante recordar cuáles son las incumbencias de la Línea 137. Para qué sirve, sería la pregunta, que bien puede indagarse con su creadora, Eva Giberti, buscando en internet de su propia palabra y mano, por qué y para qué se piensa, diseña y crea este dispositivo. Pero paso a contarlo.
La Línea 137 se compone de profesionales del trabajo social, de la psicología y del derecho, un equipo que tiene por objeto asesorar y acompañar a las víctimas a realizar la denuncia. Esto puede implicar una intervención de emergencia ante un pedido de auxilio, -por eso los equipos se denominan “brigadas”, porque hacen intervención y contención de emergencia- acompañados de ser necesario por efectivos policiales.
A veces puede llevar meses ya que la víctima no está convencida de denunciar, tiene miedo, o aún a veces esperanza de que el violento cambie. Se trabaja con la víctima tratando de detectar o ayudar a establecer redes que permitan que no esté sola, no se sienta abandonada una vez que denuncie.
No olvidemos que muchas veces las propias familias la culpabilizan, o responsabilizan de tener que sostener la familia al precio que sea. El equipo acompaña la denuncia, realiza un informe que puede ser incorporado al expediente judicial a pedido del juez, y hace el seguimiento una vez que la víctima obtuvo las medidas que no son de sanción al agresor, sino de protección a las víctimas (ellas son exclusión de hogar, restricción perimetral, y si fuera necesario un botón de pánico, custodia policial y orden de detención).
En ese momento termina la intervención de la Línea, que funciona en la órbita del Ministerio de Gobierno porque se trata de un «Dispositivo de Emergencia por Violencia». No se realiza tratamiento psicológico por una sencilla razón: cada equipo cumple una guardia, y no puede otorgar turnos ya que en el momento en que una situación de emergencia ocurra, debe dejar todo y asistir al lugar de manera inmediata. Sería imposible establecer una agenda de atención clínica.
Un intolerante que usa el morbo como carnada
En la ciudad de Oberá existe un equipo de prevención y atención de casos de adicciones, que funciona físicamente en el ámbito del Obispado. Se remite a ese equipo a las personas que manifiestan esta problemática. No a la Iglesia. Y éste ni siquiera era el caso.
La Línea no provee alimentos, ni viviendas, ni inscribe a nadie en la escuela. Esto es responsabilidad de las áreas sociales de los municipios, o en todo caso es una instancia del Ministerio de Desarrollo Social con sus áreas específicas, y por último de la persona que asume la responsabilidad de resguardo de un/una menor de edad.
El periodista en cuestión realizó hace algunos años una lamentable publicación con todo detalle de la cámara Gesell de una niña de 8 años. Cuando lo leí intervine haciéndole notar que eso también era violencia, que la cámara Gesell se creó justamente para resguardar a las víctimas menores, y que ya era suficiente lo que vivió esa niña, como para que además todo el mundo estuviera enterado de su calvario, que eso formaba parte de la intimidad de la víctima y debía respetarla.
La reacción fue eliminarme de sus contactos de facebook. Aprendí dos cosas: que es un intolerante, y que usa el morbo como carnada.
Hace menos tiempo, publicó supuestas estadísticas socioeconómicas obtenidas por medio de la Línea 137 de Oberá, razón por la que fuera increpado por su coordinadora, que le aclaró que la Línea no elabora estadísticas por lo tanto no puede proveerlas, y que debía retirar esa publicación. En esa ocasión aprendimos que miente
Así que no sólo lamentamos la publicación, la cantidad de réplicas de la misma de parte de gente con formación específica para entender la manipulación mediática y de sobrado conocimiento sobre los equipos.
También sobre el periodista, y sobre todo la ola de barbaridades que desataron, de esas burlas de desprecio y maltrato como tantas manipulaciones que se ven en redes sociales, escupidas con odio manifestado en todo tipo de insultos y malos deseos. Sustentados por nada. Sólo mentiras y manipulaciones.
Espero que quienes mordieron el anzuelo de ese titular, hoy tengan la deferencia de compartir también este texto, aunque difícilmente ocupen su tiempo en leerlo.